A QUEMARROPA (The Hunter) Richard Stark TRADUCCIÓN: María Teresa Segur RBA, 2011 |
Planificador
pertinaz y conciso, dueño de un código ético muy peculiar e inflexible –su
conducta se ajusta a unos mandamientos que no admiten exclusión-, de dudosa moralidad
y enorme agudeza para pacificar a sus enemigos por medio de la palabra -es
extremadamente persuasivo-, poseedor de una elevada conciencia de clase –no
permite que paguen justos por pecadores-, Parker aparece por primera vez en la
novela “The Hunter” (A quemarropa), que Donald Westlake publica bajo el
pseudónimo de Richard Stark. Cuando su itinerario llega a su fin las aventuras
de Parker abarcan 24 novelas, algunas de las cuales son llevadas, con diversa
notoriedad, a la gran pantalla.
La publicación de “A quemarropa” tiene lugar
cuando la novela negra ha cerrado su etapa más señalada. Chandler, Hammett,
McCoy y otros han quedado atrás. El género ha alcanzado sus cotas más altas y
todo lo que se avecina es vacilación e incertidumbre. Transcurre el año 1962 cuando Parker ve la luz.
Surge como un ser corpulento y musculoso, de hombros anchos y cuadrados, y
brazos demasiado largos terminados en manos moldeadas en arcilla con venas
excesivamente marcadas. Su rostro es un pedazo de cemento rayado y sus ojos un
mineral resquebrajado. Su boca semeja un navajazo en plena cara.
Pero
ante todo Parker es un profesional. Un profesional del robo. Le interesa el
dinero, pero lo quiere con justicia. No importa el peligro que conlleve su
obtención; no hay banco, caja fuerte, nómina o coche blindado que se le resista. Eso sí, considera que
el mayor enemigo de la humanidad es el caos y la simple aparición de una pista
que le haga creer que en algún momento el caos puede hacer acto de presencia
hace que abandone planes y proyectos y se vuelva a casa. Parker lo planifica
todo, hasta los más mínimos detalles. Cuando emprende un trabajo su comportamiento
es el de un cenobita. Abandonara temporariamente el mundo, el golpe
planeado absorbe todas sus células, toda su atención y toda su
energía.
La historia comienza diez meses atrás cuando Parker
y su esposa Lynn, su socio Mal Resnick, un canadiense apellidado Chester y dos
hombres de confianza, Ryan y Sill, se lían en un negocio de tráfico de armas. El
plan es perfecto, pero Parker no cuenta con una doble traición que incluye a su
esposa.
“Cuando tenía la mano en el pomo, ella pronunció su
nombre. Él se volvió, inquisitivo, irritado, y vio que iba armada. Tuvo el
tiempo justo de pensar que solo Chester o Mal –los dos a quienes había dado los
revólveres- podían estar detrás de todo aquello, antes de que Lynn apretara el
gatillo y una fuerte punzada en el estómago le dejase sin aliento y sin
conocimiento.”
De los seis disparos solo uno da en el negro, en el
negro dibujo de la hebilla del cinturón, y ésta le salva la vida. Tras lograr evadir
la casa en llamas, pasa tres días tendido en la maleza, semiinconsciente, antes
de que la policía del estado le detenga bajo las imputaciones de vagabundo y
maleante. Nunca antes ha sido perseguido por sus trabajos y jamás, hasta
entonces, ha sido fichado por la policía. Cumple seis meses de reclusión, y cuando
se le presenta la oportunidad mata al vigilante y huye. Con un pensamiento
animal, la voluntad de un ciclón, armado de la inexorable cólera divina, Parker
inicia la búsqueda de su exmujer y su antiguo socio. Los fanfarrones y los
cobardes son un riesgo y si Parker ha logrado burlar la ley durante tanto
tiempo es porque elimina los riesgos lo antes posible.
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