SALLY (Sally) Howard Fast TRADUCCIÓN: José Luis Piquero NAVONA EDITORIAL, Abril 2015 |
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La producción literaria de
Howard Fast es ingente; parte de ella la publicó bajo el seudónimo de E.V.
Cunningham, obligado posiblemente por la caza de brujas del senador McCarthy. «Sally»
es una novela corta y dinámica, una obra propia de escritor experimentado, de
las que utilizan el género a través de recetas elementales, patrones y giros de
trama. Fast fue un escritor de los que se sirven del noir para retratar la
realidad de su mundo, para recrear una imagen del mismo y ofertarnos una
reflexión moral de su paisaje.
Sally Dillman es una chica de
pueblo, que tras asimilar con estupor los resultados de un análisis en los que
se le detecta una leucemia en estado avanzado y completamente incurable, urde
un grotesco final para su vida. Cuando el médico de su pequeña ciudad natal –Timmerville-
le dice a Sally Dillman que le quedan seis meses de vida, la joven maestra de escuela vende su casa y se traslada
a la ciudad de Nueva York. No acude allí a ver lugares de interés ni por puro
placer, sino para morir lo más rápido posible. Ella paga a un mafioso 3.000
dólares para que la asesine de forma sorpresiva antes de que la leucemia agote
sus fuerzas. Con éste arrollador inicio más propio de la literatura pulp con la
que el autor juguetea constantemente, «Sally» lía más su antecedente argumental
al tomar más tarde conciencia de su terrible error. A medida que la fecha de su
muerte se acerca Sally deja de sentir los síntomas de su enfermedad. Una visita
al hospital confirma que el primer diagnóstico estaba equivocado. Ella ya no
está en peligro de muerte pero es demasiado tarde para detener al asesino. Sally
debe luchar para escapar de la trampa mortal que ella misma fraguó.
Si algo sobresale en «Sally» es
la capacidad de Fast para explorar el pensamiento humano utilizando como
recurso a sus personajes protagonistas. Ayudada por un detective de origen puertorriqueño
–Frank González-, Sally analiza su aciaga adversidad para dar con el secuaz contratado
por ella misma con la misión de asesinarla. Salpimentada con pequeños brochazos
de intriga, la novela explora el género desde la vertiente del melodrama, dejando
el regusto de que sus personajes solo son capaces de sentir algo cuando se
encuentran enfrentados a situaciones extremas. Ambos protagonistas, maestra y policía,
están imbuidos de una especie de vacío que les acompaña en su deambular por la
vida. Son gente que todavía no ha aprendido a decidir por sí misma, dominada
por convencionalismos ya caducos y decadentes tradiciones que se escenifican en
burlescas conversaciones telefónicas con sus progenitores y en huidas hacia
ninguna parte.
En «Sylvia», -novela publicada
recientemente por Navona Editorial, en su serie negra- Fast nos dibuja la
historia amorosa que clarea entre un detective y una enigmática mujer cuyo pasado
emerge a medida que transcurre la investigación; en Sally ocurre algo similar,
y es otra indagación policial la que une a los personajes. El escritor amalgama
todo un batiburrillo de indagaciones, simulaciones y juegos sexuales, que le
sirven como trebejo de salvación que ofrecer a un par de náufragos perdidos en la
soledad de la gran ciudad. Frente a una novela –Sylvia- que pone al descubierto
las cicatrices que una rancia e irracional caza de brujas ha dejado en el
pensamiento del escritor se antepone una narración en la que la historia se conjuga
en tiempo presente. Una historia que levita sobre un enorme vacío que proyecta
sus sombras entre las calles de una inmensa Nueva York que la heroína, sustraída
a su vida de provincias, patea en busca del destino que ha de servirle para sustraerse
a su pasado y resucitar a la vida.
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