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POLICÍA (politi) Jo Nesbo TRADUCCIÓN: Carmen Montes Cano PENGUIN RANDOM HOUSE GRUPO EDITORIAL, S.A.U. |
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«Policía» es una de las historia más oscuras
y perturbadoras de Nesbø, la historia de un asesino en serie con gusto por lo
macabro, un asesino que celebra el aniversario de cada uno de sus asesinatos
atrayendo a un detective de policía a una horrible muerte en el mismo escenario
del crimen que el oficial no pudo resolver en su día. Sus ejecuciones son
extremadamente precisas, obras de una mente calculadora. La tensión y los
escalofríos se palpan en este thriller desgarrador, pero los elementos
narrativos claves provienen de la obra anterior del autor, que evidentemente el
lector debe manejar a la hora de abordar la lectura de esta novela.
¿Dónde se encuentra Harry Hole? Ésa es la
gran pregunta que los lectores de «Policía» se van a estar formulando, sin la
menor duda, durante muchas páginas. Porque lo cierto es que el autor los mantiene
a oscuras sobre el paradero de su héroe hasta muy avanzada la novela. Harry
Hole, el rebelde detective de Oslo que recibió una bala en «Fantasma» -su
anterior aventura-, obviamente debe estar muerto, o en coma, o recuperándose en
los brazos de su amada, o quién sabe si su espíritu no estará revoloteando en
el presente sobre las cabezas del selecto grupo de policías que están llevando
a cabo su propia investigación clandestina sobre los asesinatos de policías. Decir
que Nesbø toma riesgos audaces con nuestra paciencia es subestimar el asunto. Por
otra parte, sacar a Hole a la luz no va a ser nada fácil, la operación va a
requerir un movimiento audaz en extremo. Y es ya avanzada la mitad del libro
cuando tiene a bien hacer su aparición el conflictivo alcohólico noruego. Mientras
Harry Hole está fuera de combate, un asesino despiadado recorre las calles de
Oslo matando a oficiales de policía. El primero en morir se siente atormentado
por un caso que no pudo resolver; la segunda víctima no pudo rastrear al hombre
que violó y torturó a una niña años atrás. Los sacrificados mueren en
circunstancias y lugares muy similares a los de los crímenes en que se vieron
involucrados años atrás.
Erlend Vennesla, antiguo polizonte, perteneció
durante muchos años a la policía judicial. Ya retirado, dedica las noches a
recorrer en bicicleta los campos anejos a Oslo, campos rodeados de granjas, de sembrados
y de bosques densos atravesados por senderos que se pierden en la oscuridad.
Una de esas noches, Erlend ve una luz que se enciende ante él. Y cegado por
ella acude a su encuentro sólo para reconocer que no debería haberlo hecho. Que
no debería haberse quitado el casco. Que la mayoría de los casos de muerte de
ciclistas... El descubrimiento del segundo cuerpo ocurre durante un viaje
nocturno a una cabaña de esquí desierta, un viaje realizado por el empleado de
un hotel cuya mente se encuentra en otra parte cuando se da de frente con un
descubrimiento horrible.
Cuando finalmente nos tropezamos con Hole, ya
traspuesta la mitad de la novela, éste se encuentra realizando labores
educativas en la academia policial de Oslo. Su vida y su equilibrio mental se
encuentran tan tensos como siempre, y en lo referente al alcoholismo todo parece
encontrarse bajo control. Los problemas, sin embargo, le rondan como las
moscas. Presa de una estudiante con una estabilidad emocional supina, es
acusado de violación. Nesbo aprovecha la circunstancia para manifestar su preocupación por la justicia y
la culpabilidad policial. Y Hole, ¡cómo no!, con su ya consabida carga de
autorreproche, es el vehículo perfecto para tal cometido. A partir de entonces,
los niveles de violencia en la novela se desarrollan y las situaciones sexuales
acaloradas se recrudecen. Es en esos momentos cuando el detective de Nesbø
sufre sus encuentros más traumáticos, con sentimientos sexuales desesperados y,
a la vez, vergonzosos.
Los restantes compañeros de Hole se encuentran
igualmente erráticos: Gunnar Hagen -el cabecilla del equipo-, choca de forma
frustrante con el nuevo jefe de policía Mikael Bellman; la inspectora de
Delitos Violentos Katrine Bratt, cuyo estado mental ha cambiado con el paso de
los años de maníaco-depresivo a bipolar hasta estabilizarse en algo parecido a
sano, se mantiene en su sitio gracias a unas pastillitas de color rosa que se
ve obligada a tomar con asiduidad; Bjorn Holm, el oficial forense, sigue sin
tener nada importante que decir; Ståle Aune, el psicólogo de modales apacibles
que echa de menos la adrenalina de ayudar a perseguir a los monstruosos
criminales de Hole, se da de frente con un paciente poco recomendable y, Beate
Lønn, -la brillante conductora de la policía científica-, poseedora de un giro
fusiforme sobrehumano capaz de garantizar un reconocimiento facial instantáneo,
incluso si alguien altera su aspecto con cirugía plástica, pues... ¿qué decir
de Beate Lønn?
Nesbø siempre ha tenido una debilidad
especial por los locos y sus métodos grotescos de asesinato. A pesar de que aún
no ha superado al demonio que trajo a la vida en «El muñeco de nieve», el
violador y asesino de esta historia –el Matarife de Policías- se le acerca bastante. En las novelas de Nesbø
los asesinatos son horribles, aterradores y sangrientos. Son algo fuera de lo
imaginable. No es fácil asumir la cremación de una niña ya difunta a manos de un
padre con rasgos de esquizofrenia paranoide. «Es una niña. La han debido
empapar en algo, hay botellas vacías de alcohol en la barra... Está
carbonizada. Y atada a la tubería del agua... Tiene algo alrededor del cuello.
Parece el candado de una bicicleta.» Lo cierto es que en la literatura de Nesbø
todo es posible. Desde la atmósfera asfixiante de una guarida de drogas, hasta las
reacciones auditivas de un detective que cree haber oído algo o la forma en que
dos amigos de la infancia todavía bailan, tanto profesional como personalmente,
uno alrededor de otro. Los poderes descriptivos de Nesbo no tienen límite.
Si usted ha tenido la oportunidad y la
paciencia de digerir las nueve novelas anteriores del inspector Harry Hole, no
debería extrañarle el estilo de escritura pirotécnica de Nesbø. Pero lo cierto
es que la lectura de una nueva novela de este antiguo economista y agente de
bolsa noruego nunca deja de sorprender. Después de todo, «Policía» le enseñará
a ver un electrodoméstico desde un punto de vista que nunca podría haber
imaginado...
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