EL BLANCO MÓVIL (The Moving Target) Ross Macdonald TRADUCCIÓN: Luisa La Fuente RBA, 2010 |
Ross Macdonald es el seudónimo con el que firma sus novelas Kenneth
Millar (1915-1983), considerado internacionalmente como uno de los más apreciados y prolíficos escritores de
la literatura negra americana, en sociedad con Dashiell Hammett
(1894-1961) y Raymond Chandler (1888-1959). En el momento de su fallecimiento,
en 1983, el New York Times no le regatea elogios, ubicándolo entre los autores de
ficción criminal más respetados en Estados Unidos. William Goldman,
conocido principalmente por su novela “La princesa prometida”, califica sus relatos
sobre el inspector Lew Archer como “la
mejor serie de ficción de detectives jamás escrita por un americano”.
Ross
Macdonald con “El blanco móvil”, su quinta novela, inicia una serie en la que el
Investigador Privado Lew Archer toma el protagonismo de sus relatos. El apelativo
rinde homenaje a Dashiell Hammett, -“Miles Archer” es el nombre del socio
asesinado de Sam Spade en “El
halcón maltés”-, y al autor de Ben-Hur, Lew Wallace. Ya en 1946 ve la luz “Find the Woman”
(“Encontrar a la mujer”), cuento
con el que Lew Archer hace su presentación en sociedad. Este manuscrito sirve de
base para la posterior composición de la novela, pero su título es
cambiado por el de “El blanco
móvil” antes de publicarse en 1949. Millar aparece en las
librerías bajo el seudónimo de “John Macdonald”, primer y segundo nombre de su padre. El sobrenombre es utilizado, ya sea para evitar cualquier
confusión con su mujer, que rubrica sus novelas como Margaret Millar, o para
proteger su reputación, ya que aspira a ser un escritor “literario”. Posteriormente,
para establecer diferencias con el también escritor John D. MacDonald, toma el alias
de 'John Ross Macdonald', que finalmente adopta la expresión de 'Ross
Macdonald', nombre con el que se da a conocer internacionalmente.
En “The Moving Target” Macdonald crea
la ciudad ficticia de Santa Teresa una versión novelada de la población de Santa Barbara
en California. En la década de 1980, Sue Grafton comienza a usar Santa
Teresa como escenario de sus novelas protagonizadas por Kinsey Millhone, en
homenaje a Macdonald.
Elaine Sampson lleva años sin poder utilizar sus piernas tras caer de un caballo. Es una persona madura -de edad indefinible-, delgada, de piel tan cobriza que su carne parece impenetrable y cuyo objetivo en la vida es sobrevivir a su marido. Lew Archer es contratado por la señora Sampson para encontrar a su esposo Ralph. Éste, magnate del petróleo, veinte años mayor que ella, se relaciona con santones y bebe hasta límites extremos desde la muerte de su hijo en acción de guerra. Sampson pierde todas sus inhibiciones con respecto al dinero cuando bebe.
Elaine Sampson lleva años sin poder utilizar sus piernas tras caer de un caballo. Es una persona madura -de edad indefinible-, delgada, de piel tan cobriza que su carne parece impenetrable y cuyo objetivo en la vida es sobrevivir a su marido. Lew Archer es contratado por la señora Sampson para encontrar a su esposo Ralph. Éste, magnate del petróleo, veinte años mayor que ella, se relaciona con santones y bebe hasta límites extremos desde la muerte de su hijo en acción de guerra. Sampson pierde todas sus inhibiciones con respecto al dinero cuando bebe.
Ralph
Sampson vuela a Los Ángeles desde Las Vegas en su avión privado. Abandona el
aeropuerto de Burbank en una limusina negra y no es visto desde entonces. El
caso toma un giro inesperado cuando la desaparición se revela como un secuestro
a cambio de cien mil dólares. Archer tropieza, en el ámbito de la familia
Sampson, con un triángulo amoroso, no precisamente equilátero, formado por Alan
Taggert, piloto particular de Sampson, joven, espigado –de unos dos metros de
estatura-; Miranda, hija del aludido, joven asimismo –luce unos veinte frescos y
primorosos años de edad-, alta, de movimientos encantadoramente desgarbados, cabellera
pelirroja y asombrosos ojos verdes y Albert Graves, abogado de Ralph, ex-fiscal
de distrito, personaje que recomienda a Archer a la señora Sampson y que a sus
cuarenta años se encuentra locamente enamorado de Miranda. En un ámbito no
precisamente familiar, más bien todo lo contrario, siniestro y manipulador, especula
Dwight Troy, inglés, de silueta obscena, vicioso, oculto tras la máscara
de un viejo; su esposa Fay Estabrook, actriz
en decadencia, de rostro sibilino, ojos oscuros y tristes y boca carnosa y
caída y Betty Fraley, pianista, drogadicta, de piel blanca y cadavérica, rostro
oval, y ojos de expresión ambigua.
La
narrativa de Ross Macdonald se apoya en valores tales como la escritura, los
diálogos, la lucidez de la narración, el particular diseño del personaje de
Archer, cínico y duro a la vez, el entorno -en términos de tiempo y lugar- sin desdeñar
sugestivos ingredientes de crítica social y política. Sobre Macdonald puede
gravitar la influencia de Hammett, como algunos han señalado, pero es innegable
que su obra aporta muchos otros elementos innovadores en el género, por los
cuales “El blanco móvil”
destaca con personalidad propia.
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