LA MIRADA DEL OBSERVADOR (The Eye of the Beholder) Marc Behm TRADUCCIÓN: Beatriz Pottecher RBA, 2011 |
Hay una divinidad
que labra nuestros destinos
Hamlet. SHAKESPEARE
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------¿Qué es lo que Dios ve cuando nos mira?
Marc Behm nace el 12 de enero 1925 en Trenton, Nueva Jersey y fallece el 12 de julio de 2007 en Fort Mahon Plage (Francia). A lo largo de su vida, que se desarrolla en su mayor parte en Francia, ejerce las profesiones de novelista, actor y guionista. Behm genera una gran fascinación por la cultura francesa, mientras sirve en el ejército de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, hecho que, más tarde, le posibilita aparecer como actor en varios programas de la televisión de dicho país, antes de trasladarse allí de forma permanente.
El
Ojo, detective desafortunado e incomprendido, empleado de la Watchmen Inc. obsesionado
con la desaparición de su hija, a quien
no conoce y de la que sólo conserva una foto escolar de grupo en la que no es
siquiera capaz de identificarla, recibe el encargo de investigar a la pareja de
Paul Hugo. Tras retirar dieciocho mil dólares de su cuenta Hugo y Lucy Brentano
contraen matrimonio en el Ayuntamiento. Son las cuatro de la tarde. A las nueve
llegan al lago Camdem y se alojan en el Woodland Inc. El vertido de una simple
ampolla en el vaso de Paul es suficiente para que éste salga de la ducha arrastrándose
a gatas, ruede por el suelo y abandone en paz este miserable mundo. Su joven
mujer, de personalidad camaleónica, no es la primera vez que pone en práctica
este “simple” sistema de conseguir dinero fácil. A las dos de la tarde tiene
una cita con su próxima víctima.
“¡Dios
Todopoderoso! Era indeciblemente encantadora -rumiaba el Ojo-. Se quedó allí sentado, su caricia de
escorpión lo paralizaba con arrobo, su veneno le calentaba la sangre. ¿Quién
demonios era aquella chica? Tenía los ojos verdes, gris azulados. Llevaba una cabra
colgada de una cadena alrededor del cuello. A menudo posaba con las manos en
las caderas. Comía peras. Fumaba Gitanes. Creía en las estrellas. Y había
nacido el veinticuatro de diciembre.”
La
“viuda negra” despierta en el Ojo una extraña fascinación que le lleva a ampararla
en sus desafueros, hasta el punto de “reubicar” en un lugar conveniente los
cadáveres que aquella va dejando por el camino a fin de dificultar su hallazgo. "Desenterró el cuerpo y lo arrastró al bosque. Cavó otro hoyo en un bancal de helechos. Lo volvió a enterrar." A medida que la narración avanza la mente del Ojo se va degradando, su
pensamiento fluctúa entre la realidad y la ficción. El diseño del personaje de
la protagonista llega al lector deformado por la visión del Ojo, por los
sentimientos de filiación que éste desarrolla hacia ella, una impresión tan
poderosa que le encamina a la creencia de que su hija ha vuelto, que la ha
encontrado de nuevo.
Con
una prosa seca, sin artificios, con un magistral dominio de los diálogos, con trazos
precisos en el diseño de los personajes y una arquitectura literaria de gran
belleza, Behm compone una sinfonía que no en vano está considerada como “de
culto” entre los escritores que se conducen en el mundo literario de la novela
negra. “La mirada del observador” es una memorable combinación de thriller y
suspense psicológico, una novela bella y
original, quizá la más perturbadora historia que se haya escrito jamás.
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