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EL DEMONIO VESTIDO DE AZUL (Devil in a Blue Dress) Walter Mosley TRADUCCIÓN: Rosa Corgatelli ANAGRAMA |
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«El demonio vestido de azul» se desarrolla en Los Ángeles en el año 1948. Easy Rawlins acaba de perder su trabajo en
la compañía de aviones Champions Aircraff de Santa Mónica y tiene que hacer
algo de dinero rápido para satisfacer su hipoteca. La mayoría de sus
amigos son de color negro y pobres. Rawlins se
sorprende cuando DeWitt Albright entra en el bar de Joppy. El olor y la
atmósfera sucia del bar, por lo general, mantienen a los blancos a distancia.
Sin embargo, todo lo relacionado con el señor DeWitt es de color blanco, desde
su piel a los más pequeños elementos de
su indumentaria: traje de lino, camisa, sombrero panamá de paja, zapatos y
calcetines de seda. Rawlins está acostumbrado a la compañía de los
blancos, no en vano luchó durante la Segunda Guerra Mundial en África, Italia,
París y Alemania. «Comí con ellos y dormí con ellos, y he matado a
suficientes hombres jóvenes de ojos azules para saber que tienen tanto miedo a
morir como yo». El Sr. Albright hace favores encubiertos para ciertas
personas y quiere que Rawlins lo ayude en su próximo trabajo.
Ezequiel «Easy» Rawlins acude al local de
John -un bar clandestino antes de que revocaran la Prohibición- con el objeto
de averiguar si alguien ha visto a Daphne Monet, una mujer blanca, rubia, hermosa, difícil de encontrar y más bien fatal,
a la que le gusta pasar el rato en los clubes negros de jazz. Los
experimentados lectores de misterio pueden predecir que esta simple tarea
terminará por sumergir a Rawlins en una complicada serie de intrigas que
involucran a otros hombres ricos blancos, otras mujeres, más dinero, y un
notable número de cadáveres.
Los temas de la raza y la guerra transitan por los dos
primeros capítulos de «El
demonio vestido de azul» como testimonios de una época. La novela se desarrolla en un período anterior a la
aparición del «Movimiento por los Derechos Civiles», por lo que Mosley incluye
indicadores de la segregación y la alienación cultural en su
narrativa. Por otra parte, Mosley utiliza la novela como un vehículo para
explorar la descarnada realidad de la gente negra, víctimas de la resaca racial
y del absurdo sentimiento de superioridad de sus coetáneos blancos. La primera
frase del libro establece ya las tensiones raciales en juego: «Me sorprendió
ver a un hombre blanco entrar en el bar de Joppy». Y nos es que el Sr. Albright
fuera blanco, es que «parece especialmente blanco en contraste con la barra
oscura, sucia y negra del bar de Joppy». El carácter blanco viene a representar
el poder que los blancos tienen sobre los negros en la sociedad de
Rawlins.
Rawlins recuerda, con sentimiento agridulce, los ojos
de los soldados alemanes a quienes mató en combate durante la Segunda Guerra
Mundial. Cuando mató a aquellos alemanes blancos él tenía el control, en
lugar de suceder al revés. Al hacerlo, Rawlins expresa la frustración
común de los soldados negros que regresaron a sus comunidades del Sur después
de la Segunda Guerra Mundial y que habiendo luchado por su país se encontraron
una vez más como ciudadanos de segunda clase.
Debido a que es consciente de su condición de relegado
por su color, Rawlins está especialmente orgulloso de ser propietario de una
casa. A lo largo de la novela, habla con amor de su humilde
morada. De hecho, su orgullo por su casa es lo que lo motiva a enredarse
en los turbios asuntos del Sr. Albright. Rawlins lo necesita para pagar la
hipoteca.
A través de las primeras páginas de «El
demonio vestido de azul», Walter Mosley nos pone en antecedentes sobre la
«Great Migration», la gran migración
negra que condujo durante la primera mitad del siglo XX al desplazamiento de 1,75 millones de
afroestadounidenses desde los estados meridionales hacia los
del medio oeste, noroeste y oeste de dicho país en una huida desesperada
del racismo y en la búsqueda de trabajo en las pujantes ciudades industriales. «Cuando
abrí la puerta me golpeó en la cara la fuerza de la trompeta contralto de Lips.
Escuchaba a Lips y a Willie y a Flattop desde que era un muchacho en Houston.
Todos ellos y John, y la mitad de la gente que se hallaba en aquel recinto
atestado, habían emigrado de Houston después de la guerra, y algunos antes.
California era como el paraíso para los negros del Sur. La gente contaba
historias de cómo podía comer fruta directamente de los árboles y conseguir el
suficiente trabajo como para jubilarse algún día. Las historias eran ciertas en
su mayoría, pero la verdad no era como el sueño. La vida era dura también en
Los Ángeles y, aunque uno trabajara todos los días, seguía sin salir del pozo.»
En el fondo «El demonio vestido de azul» es el clásico
misterio del hallazgo de una chica. Lo que lo distingue, y le proporcionó a Mosley, hace veintiséis años, el elogio y
la atención de la crítica, es el cuidado tratamiento del escenario de Los
Ángeles de la posguerra y las relaciones raciales que se desarrollan en torno a
la acción.
«El demonio vestido de azul» hace honor a la
tradición dura de Hammett, Chandler y Cain en su historia y en su actitud, pero
Mosley nos lleva por algunas calles que sus predecesores espirituales no podían
conocer, ya que eran blancos. Las escenas interesantes de la vida negra en
1948 proporcionan una especie de historia social que no existe en otra novela
policíaca, y prestan un ambiente que
realza esta historia de crimen y violencia. Al igual que el mejor de los
contadores de historias «noir», la fuerza de Mosley está en sus diálogos.
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