---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
PISTA NEGRA (Pista nera) Antonio Manzini TRADUCCIÓN: Teresa Clavel Lledó SALAMANDRA BLACK |
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Un cadáver es descubierto medio enterrado en
una pista de esquí más arriba del municipio de Champoluc, en el Valle de
Aosta. El cuerpo, desmembrado y en estado irreconocible, es hallado por un
rastreador sin experiencia dedicado a limpiar la nieve. Pocas son las
huellas dejadas por el asesino para el subjefe provincial Rocco Schiavone, trasladado
recientemente a Aosta: hebras de tabaco, tiras de ropa, restos orgánicos de
varios tamaños y una señal macabra que proclama que no nos encontramos ante un
accidente sino ante un asesinato.
Rocco Schiavone, de origen romano, nació y se
crio en el Trastévere. «Un policía que
nació en el Trastévere, de la quinta del sesenta y seis, cuando todavía no
era el barrio turístico y bullicioso que ahora es, sino un lugar popular donde
también habitaban bandidos y gente de malvivir». Schiavone
ha sido trasladado a la fuerza a Aosta. No cabe duda que Schiavone ha hecho
algo grande para merecer un exilio como éste; se rumorea un pequeño incidente
con el hijo de alguien demasiado poderoso que no tuvo reparos en hacer que lo
desterraran al paraje más lejano y dejado de la mano de Dios de Italia. Un
descenso a los infiernos, sólo que aquí no se tropieza con el fuego eterno,
sino con un frío que rompe los huesos. Schiavone se comporta en Aosta como un
león enjaulado en la nieve. Él no es otra cosa más que un policía corrupto
al que le gusta la buena vida, dicho en otras palabras, el señor Rocco
Schiavone es un cabrón con un alma inmensa. Con un sentido maleable de su
quehacer, sus métodos heterodoxos, su porro mañanero fumado invariablemente en
el despacho, su mal humor impenitente y su escala de “tocada de cojones”, en la
que un caso de homicidio ocupa el grado 10, Schiavone no es un policía al uso. Es
violento, sarcástico en el sentido romano de la palabra, pedante, infiel,
grosero con las mujeres, cínico con todo y todos, y para mayor inri, odia su
trabajo. Pero, y todo tiene su pero... Schiavone tiene talento.
Rocco Schiavone es, sin lugar a duda, la
antítesis del detective clásico. Una especie de anti Salvo Montalbano, -el
personaje de Camilleri-. Schiavone se podría calificar como el espejo que
refleja el negativo de todos los elementos convenientes que encontramos en el
Comisionado de Vigata. En realidad, Schiavone no es un comisario, sino un
subjefe provincial (la calificación de comisario ha sido derogada años
atrás). Es una persona deshonesta cuya única distinción de los criminales
a los que persigue es su educación militar, un hombre astuto y sin escrúpulos,
dispuestos a quebrantar la ley si hay un buen dinero de por medio.
La víctima de «Pista negra» es Leone Miccichè,
originario de Catania y procedente de una familia dedicada a la vinicultura.
Miccichè abrió entre picos y glaciares una actividad turística de lujo, junto
con su esposa Luisa Pec, una hermosa mujer que, entre otras cosas está gestando
un hijo. El hermano de Miccichè, Doménico, no mantenía buenas relaciones con la
víctima en vida de ésta; ambos alimentaban una pelea continua por la tenencia
de unas propiedades en Sicilia. Schiavone
se encuentra ante tres caminos a seguir, la venganza de la mafia siciliana,
las deudas o el crimen pasional. Difícil es dilucidar el más adecuado dada
la transitoriedad de todas las cosas -desde el clima hasta la fiabilidad de los
testigos-, en estos valles estrechos donde todos están ligados por rasgos de
parentesco.
«Pista negra» pone de manifiesto que la época
dorada de la novela negra, nacida en Estados Unidos a principios de los noventa
y exportada con posterioridad al resto del mundo, ha quedado muy atrás. Poco o
nada queda ya de esa contracultura literaria que surgió para denunciar el lado oculto
del sueño americano. Por otra parte, por mucho que se esfuercen los nórdicos en
intentar demostrar que su paraíso terrenal es una falacia, que allí también
suceden cosas horrendas, la idea no termina de cuajar del todo. Gran parte de
la novela policial nacida en esas tierras heladas tiene un aire espurio,
fingido, que siempre está de manifiesto. Más conformes a la realidad, quizás, se
encuentran los escritores italianos, que exhiben las penurias humanas con una
naturalidad que solo puede explicarse por su larga convivencia con el crimen y
la corrupción policial que asolan el país desde buen tiempo atrás.
A pesar de este compromiso con tal realidad, lo
cierto es que los italianos, la novela negra italiana en general, no maravilla
en demasía. Como sus correligionarios de otros territorios, no han logrado
alcanzar los niveles de sublimidad de los añosos maestros del género que,
además de crear un detective notable, se las componían para exhibir ante el
lector un crimen de difícil resolución, un auténtico desafío intelectual. No
obstante, siempre existen honrosas excepciones...
Con cinco novelas del género a sus espaldas,
de las que «Pista negra» fue
la primera traducida al español, la crítica italiana ha dado en señalar a
Manzini como el heredero del reconocido escritor Andrea Camilleri. Esta extendida
opinión tiene su justificación no solo en la conveniencia comercial de mantener
vivo un negocio editorial fructífero, sino también en ciertas concordancias que
son notorias entre ambos autores. La prosa de Manzini posee, como sucede con la
de Camilleri, la enorme virtud de agradar; es fresca, descarada y dinámica y destaca
por sus atrevidos diálogos coloquiales. Además, como su colega de Porto
Empedocle, los secundarios de Manzini están esculpidos con pocos golpes de
cincel, pero tienen un carácter sugestivo y se ofrecen al lector a través de la
lente del subjefe Schiavone con toda su carga sarcástica. Derribar las
estructuras y los estereotipos es una práctica seguida desde la antigüedad para
crear antihéroes, sólo que el experimento no siempre funciona
bien. Manzini, sin embargo, se las arregla para ser un escritor diferente
sin ser empalagoso o cargante en exceso.
Antonio Manzini, guionista, director y
escritor italiano, trabaja principalmente como actor de cine y televisión.
Entre sus publicaciones se encuentran las novelas «La sangre podrida» (2005) y «El carrusel de hámsters» (2007). La serie de Rocco
Schiavone comenzó en 2013 con la novela «Pista nera» -la «Pista negra», que analizamos aquí-, que
fue seguida en 2014 por «La costola di Adamo» («La costilla de Adán», también publicada en español por Salamandra Black), «Non
è satagionero» (Asimismo españolizada por Salamandra Black como «Una primavera
de perros», en 2015), «Era di maggio» en 2015 y «Cinque indagini
romane per Rocco Schiavone» en 2016.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario