---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
FRED VARGAS
SERIE «COMISARIO JEAN-BAPTISTE
ADAMSBERG»
|
EL HOMBRE DE LOS CÍRCULOS AZULES (L'Homme aux cercles bleus, 1991)
Unos misteriosos círculos azules trazados con tiza
han comenzado a aparecer en las aceras de las calles de París. Dibujados
durante la noche, contienen en su interior objetos cada vez más extraños, un
desecho, un residuo, un objeto perdido: la pata de una paloma, encendedores
de cigarrillos, un sombrero, la cabeza de una muñeca, un trombón, una
bombilla, una pinza de depilar, un yogur... Acompañando a cada uno de
ellos aparece la misteriosa frase: «Víctor, mala suerte, ¿qué haces fuera?»
¿Están esos círculos ahí para llamar la atención sobre la basura
desechada? ¿O es que el artista situó esos elementos dentro de los
círculos? ¿Es una diversión, o estamos ante algo más siniestro? La
opinión de Adamsberg se decanta por esta esta última opción, y, al
tratarse de quien se trata, mantiene una estrecha vigilancia sobre los
informes de los medios de comunicación que consideran los círculos como una
broma de mal gusto. Esa es su actitud hasta que algo mucho más
siniestro aparece en uno de los círculos azules: el cuerpo de una mujer con
la garganta seccionada salvajemente. Los instintos de Adamsberg le dan la
razón, y comienza a profundizar en un caso que por momentos adquiere tintes
de tragedia. Pero la pregunta crucial es: ¿es el hombre que traza los
círculos de tiza azul el asesino, o éste último es un oportunista inteligente
que ha sabido ver su gran momento para llevar a cabo sus propios fines?
|
EL HOMBRE DEL REVÉS (L'Homme
à l'envers, 1999)
Camille y Lawrence sostienen una discusión
con Suzanne Rosselin, una estanciera que dirige sóla la ganadería de Les
Écarts, -con mano de hierro según dicen-, referente a la opinión de
ésta según la cual Massart, un residente de la aldea, es un hombre
lobo. Suzanne basa sus argumentos en que aquél no tiene vello. «-¿Es
verdad Lawrence? –Verdad. La otra noche, mientras arreglabas la fuga. Dice
que es un puto hombre lobo de mierda lo que está sangrando toda la región.
Que por eso sus dientes no son normales.» Será éste, precisamente, el
detonante que ponga en marcha una estremecedora historia plagada de
violencia, odios y venganza. No en vano, al día siguiente de la referida
discusión con Suzanne todo se complica. La pastora aparece degollada. Es
encontrada tendida en la paja sucia, boca arriba, con los brazos abiertos y
el camisón subido hasta las rodillas. En la garganta, una horrible herida
deja escapar un mar de sangre. El lobo ha atacado de nuevo y Massart ha
desaparecido. Soliman, hijo adoptivo de Suzanne, y el Veloso, su viejo
pastor, deciden emprender la búsqueda del hombre lobo Massart. Para ello se
las arreglan para convencer a Camille que los acompañe. Será ella la
encargada de conducir una ganadera de veinte años de antigüedad, -¡la flor de
la edad!-, resistente eso sí, pero sin dirección asistida y con frenos de
tambor. Para colmo reina en ella un calor asfixiante y un penetrante olor a
lana grasienta. A la mañana siguiente Camille atisba los defectos garrafales
de la empresa: lo necio del proyecto, lo peligroso de la puesta en escena, lo
desagradable de la promiscuidad con dos tipos casi desconocidos y que no
parecen estar en el mejor momento de su quietud. Sin embargo todo está ya
decidido y la «road-movie» da comienzo.
|
HUYE RÁPIDO, VETE LEJOS (Pars vite et reviens tard, 2001)
Durante días, una serie de mensajes cada vez más
inquietantes y misteriosos, copias de textos antiguos del siglo XVII,
posteriormente identificados como pertenecientes al «Liber canonis» del
gran médico y filósofo persa del siglo XI Avicena, y todos referentes a la
gran epidemia de peste que afectó a Londres en 1665, son introducidos en la
urna de Joss. «-Y primeramente para evitar la infección procedente de la
tierra, hay que guardar las calles limpias y las casas, barriéndolas y
quitando las inmundicias tanto humanas como de otros animales, teniendo
principalmente cuidado con los mercados de pescados, carnicerías, triperías,
en las que se hace ordinariamente acopio de excrementos sujetos a corrupción».
Por otro lado, extrañas marcas están empezando a aparecer en las
portadas de diversos edificios de la ciudad; unos «cuatros invertidos», de
unos setenta centímetros de alto, firmados con las iniciales CLT
(correspondientes a la cita latina “Cito, longe fugeas et tarde redeas”, algo
así como “¡Lárguese a toda velocidad y no aparezca por aquí por una buena
temporada!”), símbolos que fueron utilizados en tiempos pretéritos para
evitar la «Muerte Negra». El conocimiento de estos acontecimientos extraños
llega a oídos del comisario Adamsberg, y su olfato perspicaz detecta algo
siniestro. Es una sensación que se confirma cuando un cadáver
carbonizado y lleno de pulgas es descubierto en la Rue Jean-Jacques
Rousseau número 117, y entonces, como no podía ser de otra manera, el pánico
comienza a propagarse por toda la ciudad.
|
BAJO LOS VIENTOS DE NEPTUNO (Sous
les vents de Neptune, 2004)
En esta narración Fred Vargas organiza una novela
que aglutina, no sólo las consecuencias derivadas del «virtuosismo» de un
asesino en serie en el manejo de un tridente, sino también el traslado de su
escuadra a Canadá. El comisario Jean-Baptiste Adamsberg y siete de sus
oficiales se están preparando para recibir un cursillo de formación forense
en Quebec. Unos días antes de su partida Adamsberg es conocedor de la
noticia del asesinato de una mujer que ha recibido tres puñaladas en el
estómago, y sobre el que el presunto asesino no tiene conciencia de culpa.
Una serie de crímenes similares, entre ellos uno en el que se acusó en su día
al hermano de Adamberg, se produjeron hace 16 años. -«Está muerta,
Jean-Baptiste, está muerta, la han matado». Le puse la mano en la boca, le
lavé las manos y le arrastré fuera. Lloraba. Le hice preguntas y más
preguntas. «¿Qué ha pasado Raphaël? Cuenta, hostia.» «No lo sé», respondió.
«Estaba allí, de rodillas, en el depósito de agua, con sangre y un punzón, y
ella, Jean-Baptiste, ella estaba muerta, con tres agujeros en el vientre»-.
En Quebec Adamsberg se da de cara con el asesinato
de una muchacha a cuchilladas, algo muy parecido a lo que vivió 16 años atrás
con su hermano. Y ello le da pie para sacar a la luz ocho carpetas numeradas,
ochos expedientes de asesinato, ocho crímenes escalonados de 1949 a 1983,
ocho casos cerrados, ocho culpables atrapados casi con el arma en las manos.
Toda una cadena de desafueros, cometidos por el misterioso «Tridente», un
personaje al que Adamsberg ya ha puesto nombre. «En mi aldea de los Pirineos
había un viejo al que nosotros, los mocosos, llamábamos el Señor. Los mayores
le llamaban por su cargo y su nombre: el juez Fulgence.» Ello no tendría nada
de extraño si no fuera por el hecho de que él asistió al funeral de ese
hombre quince años atrás.
|
LA TERCERA VIRGEN (Dans les bois éternels, 2006)
Veyrenc se enamora
perdidamente de Camille Forestier, la adorada de Adamsberg. No en vano ambos
provienen de la misma región montañosa de Pau, región llena de rencores
antiguos. Veyrenc es gascón, bearnés del valle de Ossau y Adamsberg,
pirenaico del valle del Gave, vecinos que nunca se entendieron bien. La gente
de aquellos lares podía matar por un pedazo de terreno. Adamsberg, receloso,
visita a «el Nuevo» sin más objetivo que extirparlo de la proximidad de
Camille.
El equipo tiene que
resolver varios misterios. El enterramiento de una mujer joven es
perturbado; los profanadores reciben mucho dinero por abrir la tumba y su
silencio les cuesta la vida. Resultan ser dos hombres degollados en Porte de
la Chapelle, a pocos cientos de metros uno de otro. Dos pringados, dos
bandidos de poca monta que trapicheaban en el Mercado de las Pulgas. La
brigada de Estupefacientes y la de Homicidios se disputan el caso. Por otra
parte, una enfermera -«El ángel de la muerte»-, que ha asesinado en serie a
treinta y tres de sus pacientes, se escapa de su encierro. Es una asesina
disociada, un individuo compuesto de dos partes no encajadas, una que mata y
otra que vive con normalidad, ignorándose ambas de forma más o menos
perfecta. Una forma peligrosa de psicopatía. En Normandía, dos ciervos
han muerto y sus corazones han sido extirpados. Mientras tanto, Danglard
ha encontrado una poción del siglo XVII que asegura la vida eterna y que
alguien está tratando de volver a crear.
|
UN LUGAR INCIERTO (Un lieu incertain, 2008)
Diecisiete pies
cortados a la altura de los tobillos, calzados en sus respectivos zapatos,
son descubiertos frente al famoso cementerio de Highgate de Londres, donde
reposan, entre otros, los restos de Karl Marx y Charles Dickens. Este
es el punto de partida de la nueva intriga policial ideada por Fred Vargas
para su décima novela, «Un lugar incierto». El comisario
Jean-Baptiste Adamsberg, tiene que cruzar el canal de la Mancha para
asistir a un seminario internacional de tres días de coloquios, conferencias
y debates, cuando se ve involucrado en el misterio de un necrófilo que dedicó
su tiempo a cortar y coleccionar pies. Su fiel comandante Danglard reconoce
un zapato que podría ser de su tío muerto hace veinte años, o de un primo, o
de un hombre del mismo pueblo; lo cierto es que es un pie serbio, porque el
tío de Danglard era serbio. Y como bien razona el propio comandante: «¿Qué
puede meterse en unos zapatos? ¡Pies!. Y generalmente los propios. O sea que
si los zapatos son de mi tío, hay muchas posibilidades de que los pies que
están dentro le pertenezcan.»
Si en Londres los
acontecimientos están irrigados de un carácter paradójico, en París, a la
vuelta, un terrible asesinato deviene en un auténtico desatino. Un solitario
hombre rico, vecino del barrio de Garches, periodista especializado en
temas judiciales, aparece cortado, troceado y triturado en un montón de
piezas de sangre, carne y hueso, repartidas a discreción por toda su casa. Los
sospechosos no se hacen esperar: un hijo repudiado desde el nacimiento, el
jardinero a quien la víctima ha dejado toda su fortuna, la familia de un
pintor que busca venganza por la muerte de su hijo... Si algunas de las
novelas anteriores de Vargas tenían un ligero toque surrealista, «Un
lugar incierto» rebosa el vaso de la irracionalidad; la novela nos muestra a
Adamsberg y su camarilla luchando contra un hombre que se considera a sí
mismo digno sucesor de Drácula. ¡Ahí es nada!
|
EL EJÉRCITO FURIOSO (L'Armée furieuse, 2011)
Una mujer de edad,
frágil y poseída por el pánico, viaja a París para ver al comisario
Jean-Baptiste Adamsberg, el único policía en quien confía, con la intención
de solicitar ayuda para la peculiar aflicción a la que se ve sometido su
pueblo natal de Ordebec. Su hija ha tenido una visión: unos jinetes
fantasmales atacan a las «manzanas podridas», de la sociedad, aquellos que
son culpables de alguna fechoría. Uno de estos hombres ha desaparecido,
y parece que tres más se encuentran en una situación similar, a menos que
Adamsberg pueda hacer frente a las fuerzas de la superstición que
tienen sojuzgado al pueblo.
Adamsberg, acosado por
sus propios problemas, se alegra de tener una excusa para escapar de París, aunque
no mantenga ningún vínculo real con este caso. Entabla así amistad con
una anciana del pueblo que conoce íntimamente al extraño grupo de personajes
de Ordebec. Léo, la anciana, es Léone Marie de Valleray, condesa de
Ordebec. Cuando Léone es encontrada tendida en las baldosas del comedor
de su casa con la cabeza bañada en un charco de sangre, Adamsberg se decide a
resolver el caso con la ayuda de su extraño elenco de ayudantes.
|
TIEMPOS DE HIELO (Temps glaciaires, 2015)
Alice Gauthier, una
respetable profesora de matemáticas, aparece en su bañera con las venas
abiertas, en lo que aparentemente pasa por ser un suicidio. Sin embargo,
una semana antes, la Sra. Gauthier había tratado de enviar una carta a un
cierto Amédée Masfauré, pero cuando tuvo el buzón frente a sí se le nubló la
vista y cayó derrumbada en brazos de una mujer de rojo. Ésta, tras darle
siete vueltas a lo que pensaba hacer, depositó la carta en el pequeño
receptáculo amarillo. El comisionado Bourlin, del distrito 15 de París,
menciona esta muerte a su colega el Comisario Adamsberg. De hecho, uno
de los acólitos del comisario, el comandante Danglard, es requerido para que
aporte algo de luz sobre una señal misteriosa que aparece grabada en el
lateral blanco del tocador anejo a la bañera de la muerta. Se trata de dos líneas
verticales, y entre éstas, dos transversales superpuestas, una línea cóncava
y una barra central oblicua.
El comisionado Bourlin,
acompañado de Adamsberg, visita a Amédée Masfauré, destinatario de la carta
de Alice Gauthier. Éste vive en Haras de la Madeleine, en el municipio
de Sombrevert, donde su padre, Henri Masfauré, acaba de suicidarse muy
pocos días antes de un tiro en la boca. Y, para no ser menos, el mismo
signo que el encontrado en el baño de la Sra. Gauthier aparece mellado en el
cuero de la carpeta de la oficina del muerto. Posteriores investigaciones
llevan al descubrimiento que Amédée Masfauré se reunió con la Sra. Gauthier,
en casa de ésta, el día anterior a su muerte. Allí fue puesto al
corriente de las circunstancias que concurrieron en el fallecimiento de su
madre, una década antes. Alice Gauthier formaba parte de una expedición
a Islandia, que involucró a Marie-Adelaide, madre de Amédée, a su padre,
Henry, y al secretario de éste, Víctor, cuyo apellido es, sospechosamente,
Masfauré...
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario