LA MALDICIÓN DE LOS DAIN (The Dain Curse) Dashiell Hammett TRADUCCIÓN: Fernando Calleja ALIANZA EDITORIAL, 2011 |
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LA
MALDICIÓN DE LOS DAIN arranca con un caso de robo propio de la sesión de
sucesos de un periódico sensacionalista. Un ladrón asalta la casa de Edgar
Leggett, químico especialista en procedimientos de coloración, manchado y
teñido del cristal, y se lleva unos diamantes que un joyero había confiado al
propio Leggett con el objeto de intentar mejorar el colorido de las piedras
imperfectas y conseguir así aumentar su valor. Eran ocho los diamantes. Y
ninguno tenía una gran cotización. Las primeras impresiones llevan a la
consideración de que el ladrón parecía saber demasiadas cosas; sabía adónde dirigirse;
no perdió el tiempo en menudencias. «Asunto interno», pues, como aseguran los
detectives. «A los detectives les gustan las preguntas de las cuales ya conocen
las repuestas». Este robo, sin embargo, no es sino el pistoletazo de salida de
una serie de muertes que comienza con la del propio Leggett -fugitivo francés
de la Isla del Diablo, que se ha labrado una carrera en San Francisco como investigador
químico- y en la que se encuentra involucrada su propia mujer, Alice, y su hija
Gabrielle. Toda una historia truculenta de conspiraciones se desarrolla
alrededor de estas particulares joyas que deja como secuela varios asesinatos
más. En las dos siguientes aventuras –pues LA MALDICIÓN DE LOS DAIN, consta de
tres partes, como veremos posteriormente- «Op», nuestro viejo conocido «Op» de
COSECHA ROJA, es requerido para sacar de apuros a la familia Leggett, en una
ocasión rescatando a Gabrielle (hija de Edgar y supuesta depositaria de la
famosa maldición) de las garras de una secta y posteriormente cuando ésta -aislada
del mundanal ruido en un pueblecito de la costa- está en peligro de ser
asesinada como remate final a toda una serie de conspiraciones en las que ella
actúa como engranaje central.
LA
MALDICIÓN DE LOS DAIN fue escrita en 1929 y reserva el papel protagonista al Agente de la Continental quien
se enfrenta a todo lo malo que engendrar pueda el ser humano y cuyo resultado
se concreta en muertes y locuras dispares y en rencores que se creían
olvidados. Todo lo peor de la humanidad desfila por las páginas de esta pequeña
novela, visto -eso sí- desde una perspectiva muy real, porque si hay algo que
es seña de identidad en la novelística de Hammett es su capacidad para crear
personajes creíbles.
Como
hemos señalado LA MALDICIÓN DE LOS DAIN consta de tres cuentos de misterio
vinculados entre sí, cada uno con su propia solución. El primero de ellos es
más vivo que los dos últimos, pero todo el libro en conjunto es terriblemente débil.
Las tres historias contemplan misterios a descifrar, pero las soluciones de los
dos primeros no son deducibles de cualquier pista derivada de la narración;
digamos que no son "juego limpio". En la segunda historia -en
general, en la segunda parte de la novela- nos tropezamos con un Hammett en la más pura tradición pulp. No olvidemos
que Dashiell Hammett escribe en la época en que la Ley Seca –quien lo diría a
la vista de lo que trasiega «Op» en cada historia- y las bandas de gánsteres
daban a la vida norteamericana un carácter especial y sus obras adquieren ese
tono hard-boiled que sirvió luego para denominar genéricamente a esta clase de
novelas.
LA
MALDICIÓN DE LOS DAIN, acaso sea, entre las de su autor, la novela de menor
valor. Sin embargo si hay algo que se puede afirmar de esta obra es que en
absoluto resulta aburrida. A una media de un muerto cada veinte páginas, y «Op»
poniendo al descubierto trapos sucios cada diez, la acumulación de sucesos es de
tal envergadura que a veces resulta complicado seguir el hilo de la narración. Cuando
los personajes comienzan a ser una multitud y aparecen y desaparecen en un
intervalo temporal relativamente corto, sobre todo si son secundarios y su
papel consiste en dar un par de detalles claves -a veces ni eso-, la confusión
es evidente. En cualquier caso ¡ésto es Hammett señores!
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