EL EXTRAÑO ASESINATO (The Crazy Kill) Chester Himes TRADUCCIÓN: Axel Alonso Valle EDICIONES AKAL S. A., 2010 |
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Un
robo, un asesinato, una víctima y un testigo. Con estos «simples» ingredientes y el añadido de unos diálogos dirigidos
a presentarnos a los personajes y enriquecer la narración, Himes nos sorprende
con una historia donde nada es lo que parece...
Son
las cuatro en punto de la madrugada del miércoles, 14 de julio, en Harlem,
EE.UU. La Séptima Avenida se encuentra oscura y solitaria. Un hombre de color se
desliza furtivamente por el lado de la calle colindante a una hilera de coches
aparcados al borde de la acera. Sin pensarlo dos veces mete su largo y desnudo
brazo por la ventanilla de un sedán negro y se apropia de la bolsa que contiene
las monedas que el propietario de la tienda de alimentación A&P utiliza
para dar el cambio. Detrás del ladrón, que huye como alma que lleva el diablo,
salen en su persecución el encargado de la tienda y un policía de color de
servicio en esos momentos. En el mismo edificio donde se ubica el comercio,
tres plantas más arriba, el reverendo Short, un pastor evangélico que remedia
sus problemas nerviosos empinando el codo para realizar con delicadeza la
operación de trasegar combinados de brandy con opio del vaso al estómago, lo
observa todo desde la ventana de uno de los dormitorios. Pero - casualidades
del destino- tiene la desgracia de inclinarse demasiado y cae al vacío. Parece
que ha llegado su hora, sin embargo una cesta de mimbre llena de pan recién
hecho, situada delante de la tienda de comestibles que hay debajo, le salva de
la muerte. Cuando el reverendo mira hacia arriba la ventana iluminada del
dormitorio sigue allí. La espaciosa sala de estar del mismo apartamento del que
cayó está abarrotada de amigos de Big Joe Pullen que lloran su muerte. Lo de «llorar»
es un decir, pues en realidad lo que allí se celebra es una fiesta en toda
regla. La viuda vestida de luto supervisa el servicio de refrigerios y los
demás lamentan la pérdida por pura amabilidad y por el alcohol que circula por
sus venas, y porque resulta fácil lamentarse con aquel calor asfixiante. Deep
South canta a pleno pulmón, con su voz ronca y grave, al tiempo que sus gruesos
dedos negros bailan enérgicamente sobre las teclas del gran piano de cola:
«Esfúmate, compadre, esfúmate y vete con Jesús...»
De
regreso al apartamento el reverendo Short, tiene la visión de un hombre muerto.
Se asoma a la ventana y en la misma cesta en la que aterrizó observa el cuerpo
de Valentine Haines, con un cuchillo clavado en el pecho. El cuerpo yace cuan
largo es sobre el blando colchón de panes de molde envueltos, como si la cesta
hubiera sido hecha a medida para él. El cuchillo sobresale de la chaqueta justo
por debajo del bolsillo del pecho y la sangre dibuja formas irregulares sobre
la camisa y la corbata. La pregunta surge por si sóla: ¿quién cometió el
asesinato? ¿Cuál fue el móvil del crimen? ¿Qué papel juega en todo ésto el
reverendo?
Himes
tiende a mezclar la violencia con el humor. Ésto se hace evidente desde la
primera escena en que el reverendo Short, mientras observa un robo desde una
ventana, se inclina demasiado, pierde el equilibrio y cae, teniendo la suerte
de aterrizar en una cesta de pan. De hecho, este mismo personaje, acapara gran
parte del humor que desprende la novela. La diatriba que profiere en el funeral
de Big Joe gritando, soltando manotazos a las moscas que tratan de posarse en
su cara y escupiendo saliva caliente como un aspersor de jardín mientras apunta
con un dedo tembloroso justo en dirección a Dalcy, la hermana de Valentine
Haines, al tiempo que exclama como un poseso ¡Asesina!, ¡Adúltera!, es
memorable. No se puede negar que la novela es francamente divertida pero no
sería justo dejar de reseñar que Himes utiliza esos elementos humorísticos con
el fin de aligerar algunas situaciones, como sucede con el interrogatorio de un
«supuesto» testigo del asesinato
de Haines; testigo de nombre Iron Jaw y de profesión «desplumador de pollos»,
quien niega haber estado presente en el lugar de autos la noche del crimen: «No
sé de qué´stán hablando, jefe. Estuve´n la cama toa la mañá dormío común tronco
hasta que me fuí a trabajá», declaración que se produce momentos después que la
pareja de policías es atacada por un pollo que comienza a soltar graznidos y a
revolverse, aleteando y tratando de salir de la parte baja de la chaqueta en la
que Jaw le lleva retenido. Estos elementos humorísticos, no obstante, tienen la
consideración de secundarios en una narración un tanto laberíntica.
«El
extraño asesinato» es la tercera novela de la serie que Himes dedicó a Harlem. A
simple vista el asesinato de Valentine Haines parece desconcertante, un acto realizado
al azar y generado por la mezquindad y la locura de las calles. Sin embargo, la
reacción que éste genera en las personas más allegadas al fallecido sugiere que
es la consecuencia de toda una serie de pasiones encontradas y ocultas. Un hecho que revela que estos acontecimientos
forman parte de un sistema con su propio código interno de la justicia y el
orden. Cierto es, que al final, el orden se restablece y la justicia prevalece,
pero enfáticamente no es un orden impuesto desde fuera por la sociedad oficial
y sus agentes negros. Más allá de todo eso, la novela introduce al lector en un
mundo denso, poblado de personalidades dramáticas al tiempo que brillante en
detalles concretos.
Estamos,
sin ningún género de dudas, ante una buena narración. Y si usted, amigo lector,
es amante de la novela negra, estoy en condiciones de asegurarle que se
encuentra ante un fascinante relato. Una historia propia de un autor en extremo
sobresaliente. Y todo ello, a pesar de que éste no sea precisamente su mejor trabajo.
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