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miércoles, 29 de diciembre de 2021

DAVID GOODIS, UN ESTILISTA CRIMINAL SUTIL Y ELEGANTE

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David Goodis llevaba tres años trabajando como guionista en Hollywood cuando de repente, en diciembre de 1945, tuvo su gran oportunidad. Vendió su historia “Dark Passage” a la Warner Brothers por 25.000 dólares. Al año siguiente, The Saturday Evening Post la serializó y posteriormente fue publicada como un libro. La película de 1947 dirigida por Delmer Davis y que reunió a Humphrey Bogard y Lauren Bacall resultó un éxito. Pero todo fue un espejismo, porque el éxito fue pasajero y pronto le dio la espalda a Goodis e hizo que su caída se convirtiera en todo un notición. Ya las primeras líneas de Dark Passage nos ponen en alerta sobre la visión pesimista del autor:

Fue un trance duro, Parry era inocente. Además, era de esa clase de tipos decentes que jamás molestan a la gente, y que desean vivir una vida tranquila. Pero había demasiado en favor de la parte fiscal, y de la suya prácticamente no había nada. El jurado decidió que era culpable. El juez lo sentenció a cadena perpetua y fue recluido en San Quintín.

El corto matrimonio de Goodis con Elaine Astor se vino abajo y la producción de sus guiones cayó en picado. La verdad es que en ningún momento Goodis fue considerado un escritor “serio” y, tal vez, ese sea el motivo por el cual un mal día de 1950, triste y melancólico, resolvió regresar a Filadelfia y, a sus 33 años  guarnecido de sus oscuridades y aversiones, recluirse en casa de sus padres, generando novelas brillantes a la vez que sombrías, atormentando a amigos y familiares con su acibarado humor, y dedicando gran parte de su tiempo al cuidado de un hermano con padecimientos mentales. Fue, paradójicamente, en ese  entorno rural donde, durante los siguientes siete años, Goodis dio a la luz las novelas que definen su estilo.

La vida de Goodis es fiel reflejo de la de sus personajes. En las 17 novelas que escribió, el tema predominante es el infortunio, la mala suerte, el desamparo y la tristeza. La imagen del personaje central de Goodis es el de un hombre herido, pesimista, sin fuerzas, un hombre derrotado que siente que nunca alcanzará su objetivo, un ser que se mueve en un mundo sin salida rodeado por un paisaje que rebosa de cielos oscuros, vientos helados, nieve, callejones estrechos y calor empalagoso. Sus héroes no son hijos de un dios y una diosa, están marcados  desde su nacimiento y a los que nada ni nadie pueden derivar del curso de sus destinos. Destino que en ningún momento ve la luz. Destino sinónimo de muerte, desolación, envilecimiento, pecado, incapacidad, fracaso y dolor.

Si algo hay que destacar en la producción de Goodis es la frescura de su narrativa, la penetración psicológica de sus personajes, el dominio del diálogo, de la trama y de los ambientes. También es justo reseñar esa atmósfera peculiarmente intensa, sus arrebatos de elocuencia y su sentido trágico de la vida. Sus mejores libros disfrutan de una poesía única de soledad y miedo. Así que, no todo es desesperanza en Goodis, su literatura está dotada de un estilo preciso, un estilo que rechaza las metáforas, un estilo que desdeña toda retórica, que siempre opta por la frase corta. Un estilo, al fin, sutil y elegante.

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sábado, 25 de diciembre de 2021

"LA CAMARERA" O EL SANTO GRIAL

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El Santo Grial para los fanáticos de la ficción criminal, así fue considerado allá por 2013 el descubrimiento de “The Coctail Waitress” –La camarera, en español-, la novela póstuma de James M. Cain. 

“La camarera” nos habla de una hermosa viuda joven que acepta un trabajo en un bar de cócteles después de la muerte de su esposo en extrañas circunstancias. Fue esta la última novela escrita por Cain antes de su muerte en 1977, novela que nunca llegó a publicarse en vida del escritor. Charles Ardai, el fundador de la editorial estadounidense Hard Case Crime fue alertado de la existencia de la obra y se pasó nueve años rastreando el manuscrito original y asegurando los derechos de la novela. 

Autor de novelas policiales clásicas como “Mildred Pierce” y “Double Indemnity”, Cain está considerado hoy en día -junto con Dashiell Hammett y Raimond Chandler- como uno de los tres mejores escritores de ficción criminal que haya existido jamás. El hallazgo, pues, de “La camarera” es algo así como el descubrimiento de “el Santo Grial”  para los fanáticos del crimen, según palabras del propio Ardai.

Tras el fallecimiento de su marido Ron en un extraño accidente automovilístico la joven y hermosa viuda Joan Medford se ve obligada a aceptar un empleo como camarera en Garden of Roses  sirviendo copas. Necesita dinero para pagar deudas y recuperar a su hijo Tad, de tres años, que vive con la obsesiva y perversa cuñada Ethel. Su trabajo le permite conocer a dos hombres: uno, Tom, joven, apuesto y soñador y otro, Earl, anciano y rico, que le da grandes propinas y le hace una inusual oferta de matrimonio.

El uso de la narración en primera persona no era el plan inicial del autor y su empleo constituye un acierto y a la vez una trampa. Como ocurre con los todos los grandes narradores en primera persona de la historia de la literatura se establece un pacto con el lector y, así, nos creemos todo lo que Joan -que es quien cuenta la historia- dice. En determinado momento esta se cuestiona: ¿Por qué estoy haciendo esto? Y ella misma se responde... con la esperanza de borrar mi nombre de los cargos realizados en mi contra, cargos que pasan por ser una mujer fatal que conoce formas hábiles de matar a un marido, formas que no se pueden probar.

Unos meses antes de morir, James M. Cain declaró que estaba trabajando en lo que consideraba una historia bastante buena y animada. “En un principio cometí un error pensando que el pequeño de tres años era la motivación de Joan para, confabulada con su cuñada, despachar a su marido. Fue un error. Ellos, Joan y Ron, no son los verdaderos amantes de la historia. Los verdaderos amantes son Joan y el hombre que un día entró en el bar de cocteles y del que ella se enamoró. Cometí el error de considerarlo un medio para conseguir un fin, el fin de conseguir un hogar para el niño. Así que solo procede rehacer la historia.

Lo de “solo” es un decir porque Hard Case Crime declaró que las notas escritas a mano que aparecen en los márgenes de numerosas páginas del manuscrito son la prueba fehaciente que Cain estuvo trabajando en la revisión de la novela hasta el final de sus días. Ardai señaló a New York Times en 2013 que estaba tratando de conciliar las diferentes versiones del trabajo dejado por Cain e intentando descifrar algunas notas. “Cain no era médico pero escribía como tal”. Lo cierto es que "La camarera" permaneció en el baúl de los recuerdos veinte y tantos años y que hoy, afortunadamente, tenemos la suerte de disfrutarla. 

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viernes, 24 de diciembre de 2021

MAJ SJOWALL, LA MADRINA DEL NORDIC NOIR

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Hace año y medio, el 29 de abril de 1920, fallecía en Landskrona (Suecia) a los 84 años de edad, Maj Sjowall, pionera de la novela negra nórdica. Con su compañero Per Wahlöö, la señora Sjowall escribió diez novelas protagonizadas por Martin Beck, un detective reservado e informal. La causa de su muerte fue una enfermedad pulmonar. Sjowall pasó sus últimos años en Venn, una pequeña isla frente a la costa suroeste de Suecia.

Allá por 1965 la pareja Wahlöö-Sjowall publicó su primera novela, “Roseanna”, una aventura que centra sus esfuerzos en la resolución de la muerte por estrangulamiento de una joven turista y donde dieron a conocer a Martin Beck, un detective de homicidios tenaz y melancólico que labora en Estocolmo. Sobre Martin Beck, Sjowall llegó a declarar que “no es una persona heroica, es una especie de James Steward, un buen tipo que intenta hacer su trabajo”.

En prosa escueta y ágil la pareja escribió nueve libros más sobre el personaje, incluido “El policía que ríe”, que en 1971 se hizo acreedor al premio Edgar a la mejor novela de misterio y que posteriormente fue llevada al cine, con Walter Matthau en el papel de Beck.

Wahloo, Per Wahlöö, murió poco antes de que se publicara la décima aventura de Beck, “Los terroristas” en 1975 y la Sra. Sjowall nunca volvió a dar vida al personaje.

Wahlöö y Sjowall ayudaron a conceptualizar la ficción criminal, aportando el carácter irregular, cortante y empático de su personaje. Una celebrada aportación al paraíso de sabuesos literarios donde cohabitan entre otros Marlowe, Spade y Hammer.

La influencia de Wahlöö y Sjowall en los escritores escandinavos de misterio posteriores es evidente. Entre ellos en Hennig Mankel y Jo Nesbo. Este último, en la introducción a una edición inglesa de 2009 de la tercera aventura de Beck “El hombre del balcón”, postuló que “Sjowall y Wahlöö tienen hombros para  sostener a todos los escritores escandinavos de crímenes de hoy. Y todos estamos allí.”

Maj Sjowall nació 25 de septiembre de 1935 en Estocolmo y se crio en el último piso de uno de los hoteles que administraba su padre. Fue madre soltera a los 21 años, su novio la abandonó antes de que naciera su hija Lena Sjowall. Luego se casó y se divorció de dos hombres mayores, hasta que conoció a Wahlöö, un periodista y novelista de izquierdas, allá por el 62.

La Sra, Sjowall fue directora de arte de una revista y los dos, Walöö y Sjowall, trabajaron para diferentes publicaciones propiedad del mismo editor. “Queríamos mostrar hacia donde se dirigía Suecia, hacia una sociedad capitalista, fría e inhumana, donde los ricos cada vez lo eran más a la vez que los pobres se volvían cada vez más desdichados”.

Después de la muerte de Wahlöö (ambos nunca se casaron), la producción literaria de Sjowall frenó en seco. Llegó a colaborar con Tomas Ross, un escritor holandés, en la elaboración de “La mujer que se parecía a Greta Garbo” y tradujo al sueco alguna de las novelas del detective Spenser de Robert B. Parker.

El útimo libro de Martin Beck, “Los terroristas”, se publicó hace 46 años y Sjowall nunca dejó de sorprenderse que sus historias siempre estuvieran presentes en la memoria de sus lectores. “Nunca pensé que los libros durarían toda mi vida”.    

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martes, 21 de diciembre de 2021

CHESTER HIMES, SIMPLEMENTE POR AMOR A IMABELLE

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CHESTER HIMES, EL ESCRITOR NEGRO DE NOVELA NEGRA

La escritora Ana Ballabriga nos habla en este vídeo de Himes, de Chester Himes, el escritor americano que fue condenado a veinte años de cárcel cuando apenas contaba 19 abriles y cuya vida estuvo marcada por la cuestión racial. Himes desarrolló diversos oficios hasta que en 1945 llegó a publicar su primera novela, “Si grita déjalo ir”, con la que consiguió un cierto renombre social y que le sirvió para convencerse de que lo suyo era la escritura. Huyendo del racismo pasó largas temporadas en Europa, hasta el punto que allá por 1956 decidió establecerse en París.

Sus mejores libros son aquellos que sitúa en Harlem, libros que le llevaron a postularse como uno de los grandes de la novela negra, heredero de Chandler y Hammett. Murió en Morerira, en Alicante, a donde había llegado en busca de un clima propicio a su salud.

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POR AMOR A IMABELLE
(Chester Himes)
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lunes, 20 de diciembre de 2021

LA DAMA DE CACHEMIRA (Francisco González Ledesma)

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Méndez, el policía más señalado de los bajos fondos de la novela negra española, peregrina las calles de Barcelona a la búsqueda de una silla de ruedas, artilugio este que utiliza un salvaje asesino para engañar a sus víctimas. El primer inmolado de este innoble y falaz personaje es Paquito Balmes, representante de bisutería él, un individuo poco propenso al trabajo y que no mantiene buenas relaciones con el dinero. ¡A saber que vio el criminal para poner sus ojos en semejante pieza! Lo cierto es que una noche de mal fario, oscura y sombría, Balmes se da de bruces con la silla de ruedas. Sí, exacto, con la del asesino. Quieta en la acera y con el sujeto encima esperando que alguien le ayude. ¿Le ayude a qué, se preguntarán ustedes? Pues muy sencillo... pero será mejor que sea el propio Paquito quien cuestione al personaje:  

- ¿Qué hace usted aquí? ¿Le pasa algo?
- Si usted pudiera ayudarme a cruzar la calle por si a la mitad el semáforo se pone en rojo… 

Paquito, cual discípulo aventajado de San Juan de Dios, y a indicaciones del carnicero, empuja la silla de ruedas hacia un sombrío callejón y entonces sucede todo, entonces el tajo brutal del asesino se lleva por delante el cuello inmaculado del bisutero. Así comienza una historia que conjuga desaliento con grandes dosis de humor, un relato incisivo, sarcástico y tierno a la vez. 

Un relato que discurre en el Pueblo Seco barcelonés, en el viejo barrio del Paralelo, en la zona de El Molino. El Paralelo…”esa avenida tan grande con sus tiendas tan pequeñas, los estancos para gente pobre donde solo se expendió un Montecristo una vez, los quioscos tronados que parecen hechos para vender no el periódico de hoy, sino el de ayer, las corseterías para mujeres antiguas casadas a perpetuidad y las perfumerías para niñas modernas casadas a prueba” Es ahí donde un casero se devana los sesos pensando como aligerar los trámites para sacar de su propiedad un bulto que un día fue humano, pero que ahora es sencillamente un residuo municipal, y conseguir así la vacuidad, disponibilidad y pertinente transformabilidad de la propiedad, donde un asesino cabalga una silla de ruedas y monta una tramoya que hace pensar en todo menos en un crimen por encargo, donde una viuda maltratada por la vida pasa sus ratos acompañada por un gato siamés obsesionado por ocupar en la cama el sitio vacío que ha dejado el difunto marido, donde unos homosexuales maduros, enamorados como adolescentes, se juran un amor hecho de tardes de colegio y de calles compartidas y donde una mujer que fantasea con viajar se fabrica un mundo de sueños a su medida para hablar de él y dormir con él.  

Una trama original con un título evocador y unos personajes bien definidos, así es como Francisco González Ledesma consigue una obra redonda, una obra que allá por 1986 se hizo acreedora del Premio Mystère a la mejor novela negra, prueba irrefutable de que, aunque hayan pasado treinta y cinco años, el tiempo no ha hecho mella en esta maravilla. Porque las novelas de verdad nunca envejecen. 

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miércoles, 25 de agosto de 2021

UN RASTRO DE SIRENA (José Luis Correa)

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UN RASTRO DE SIRENA
José Luis Correa, 2009
ALBA EDITORIAL, S. L. U.

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José Luis Correa explora por primera vez el crimen organizado en “Un rastro de sirena”, su cuarta novela de Ricardo Blanco. En esta ocasión el detective se tropieza con el cadáver descuartizado de una muchacha en la playa de La Laja. “¿Usted conoce La Laja, eso, la arena es negra y tiñosa, pues le juro por mi madre que se volvió blanca y gris de tanta gaviota que había, todas bregando por la carroña”. La carroña, es triste decirlo, es la parte superior del cuerpo de lo que en mejor momento fue Susana, una joven guapa y de una risa esplendorosa. La parte superior porque donde debían estar las piernas de la chica no había nada, ni piernas estilizadas ni cola de sirena. Sí, en esta aventura tenemos la mitad de un cadáver, así que no ha de extrañarnos que también tengamos la mitad de un tatuaje. Un tatuaje que de no haber sido quebrado le hubiera dado al culo de nuestra atractiva sirena un encanto muy especial... 

Con medio tatuaje y un collar como únicos elementos válidos para desentrañar el crimen, Blanco se ve forzado a adentrarse en el mundo de la trata de blancas, la prostitución y el tráfico de drogas de la isla. Un mundo controlado por la mafia rusa que en pocos años ha tomado asiento en la Gran Canaria. Un mundo en el que todo aquel que estorba tiene los días contados. Un mundo habitado por unos tipos capaces de seccionar a una persona en dos, capaces de abrir fuego contra gente inocente en una discoteca, capaces, en fin, de borrarle la sonrisa a una muchacha llena de vida con un pico de botella. Es esta una historia donde, una tras otra, van cayendo sin compasión todas aquellas piezas incómodas conformando una aventura que, en número de víctimas, no tiene nada que envidiar a “Cosecha roja”, la primera novela de Dashiell Hammett. 

Para contar su historia José Luis Correa maneja una serie de técnicas que se amparan en el dinamismo y la destreza textual. Estructura temporal, frases breves y concisas, verbos de movimiento, diálogos insertos en párrafos cortos así como interrogaciones retóricas que funcionan como reflexiones mentales que el detective se hace mientras lleva a cabo la investigación. Destaca sobremanera la capacidad del autor para retratar detalladamente los espacios, los ambientes en los que se desarrollan las andanzas de la narración. Las descripciones naturalistas de los garitos nocturnos donde se cuece el negocio mezquino en que descansa la trama son de una fidelidad incontestable. “Si las habitaciones de un hotel cualquiera siempre me han parecido tristes y desabridas, con esa decoración insulsa y esas sábanas frías, las de un hotel de putas son la alegoría de la tristeza. Había un camastro con una colcha oscura, acartonada, grisácea, para ocultar el rastro de anteriores encuentros.” No se quedan atrás las descripciones de la ambientación popular del carnaval donde el juego de la realidad y la apariencia simbolizan una metáfora de la vida de las chicas doblegadas por la prostitución. “...sobre las once no cabía un alfiler en el parque Santa Catalina. La ciudad se había echado a la calle a despedir a la sardina. Era una noche en la que nadie hacía rehenes, en la que todos echaban el resto porque no habría otra igual de bullanguera hasta el siguiente carnaval... Un velatorio en el que nada faltaba: el obispo, con su cohorte de curas y monaguillos portando hisopos, daba la extremaunción a una sardina de papel maché; cuatro porteadores llevaban el cadáver sobre unas parihuelas de caña; la cúpula militar de los tres ejércitos honraba a la muerta; y una docena de viudas con bigote y voz aguardentosa, tiradas en la acera, lloraban su pérdida de un modo histriónico.” 

Las novelas de José Luis Correa son una semblanza de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, de su gente, de sus calles y de sus costumbres. Ya apuntó el propio escritor que “la novela negra no puede existir sin el espacio, sin la ciudad, sin el puerto, sin el terreno que pisas.” Y es que la novela negra no deja de ser sino una literatura urbana donde la ciudad se convierte en telón de fondo para la representación de la violencia y los conflictos sociales. De la Isleta al Refugio y al Muelle Grande decía Néstor Álamo... de la testaruda y vieja casa de Colacho Arteaga al viejo puerto de Las Palmas para terminar, tras un viaje al sur, en un complejo residencial donde los cadáveres se acumulan. ¿Pueden imaginar ustedes el desenlace de una historia tan sangrienta en un lugar denominado Bahía Feliz? ¿Quién dijo que el suspense solo puede darse en lugares tan distantes como Los Ángeles? Esto es ficción, amigos.

No debe dejarnos indiferente el interés de José Luis Correa por el embellecimiento del lenguaje, un motivo más que justificado  para acercarnos a su obra.

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miércoles, 28 de julio de 2021

LA HORA DE LOS HIPÓCRITAS (Petros Márkaris)

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La vida sonríe a Jaritos, ha sido abuelo. El esperadísimo nacimiento de Lambros conlleva un significativo cambio en el quehacer diario de toda la familia. Todo comienza con el sonido de un móvil.
- ¿Dónde está señor comisario?
- Visitando a mi nieto.
- Lamento interrumpir la reunión familiar, pero han asesinado a Paris Fokidis.
¿Quién rayos es Paris Fokidis se preguntarán ustedes? Fokidis es un reconocido y respetado empresario hotelero, un destacado filántropo, que apoya las causas solidarias. Su cuerpo, hecho papilla, es hallado dentro de su BMW a la entrada del garaje del hotel Nenúfar. La explosión de la dinamita pone todo el establecimiento patas arriba a primera hora de la mañana. La reivindicación del atentado no tarda en llegar bajo la firma del Ejército Nacional de Idiotas, un grupo desconocido que exige a la policía la averiguación de los motivos del crimen.
 
Es un mensaje escrito con caligrafía antigua, un mensaje a la vieja usanza, de aquellos de pluma y tintero. La investigación policial se centra en primera instancia en los negocios, la fundación, las amistades y la familia de Fokidis.
 
…”Era generoso y no solo con sus empleados. Su generosidad no se limitaba a las bonificaciones que ofrecía al personal administrativo con cada nuevo éxito. Había dispuesto un capital para becar a jóvenes sin recursos que quisieran cursar estudios de administración hotelera”. Fokidis es, así lo parece a simple vista, un hombre irreprochable, al igual que las siguientes víctimas. La pregunta que todos se hacen es ¿qué loco, o locos, se encuentra detrás de todo esto?
 
La historia que aquí se cuenta descifra no solo la trama criminal, sino la realidad social de Grecia, el cansancio de sus ciudadanos, la corrupción imperante y el enorme desequilibrio existente en la población. Pero, como no hay daño que no tenga apaño, no todo es desesperanza y frustración en el mundo de Márkaris. Mientras esto ocurre, el abuelo Jaritos recibe una buena noticia, va a ser ascendido. Como al Iznogud del cómic le llega la hora de ser califa en lugar del califa.
 
Màrkaris afirmó en una entrevista reciente que “la hipocresía afecta a todos, no solo a los políticos”. Y en esto tiene su cuota de razón. Su personaje de ficción Kostas Jaritos viaja por la Atenas destrozada por la crisis a la búsqueda del ejército de los perdedores. Desempleados, jóvenes mal pagados e indigentes. Todos ellos culpan de sus males a los políticos y a los empresarios, viven su falsa realidad. En esta, como en otras crisis, pedimos explicaciones al sistema financiero, a los gobernantes, pero nos olvidamos que la decisión de pedir prestado es nuestra, por vivir por encima de las posibilidades reales que tenemos.
 
La hora de los hipócritas no es precisamente la mejor novela de Petros Màrkaris, pero en ella se dan cita todos y cada uno de los ingredientes que le han llevado a ser un referente en el mundo de la novela negra. Hemos sido testigos en entregas anteriores de cómo el protagonista dejó de usar el coche patrulla porque se había agotado la gasolina y como su esposa, la reflexiva Adrianí, combatía la zozobra de todos con sus primorosos  tomates rellenos. El día a día del trabajo policial, las tensiones con el poder, la relación con los compañeros, las manías del personaje, los interminables atascos en la ciudad, los gélidos despachos oficiales, el inefable Dimitrakos y la propaganda comunista en forma de Clásicos Ilustrados. Todo ello en paralelo con la cotidianidad de la vida familiar, el choque entre aquellos que viven en las afueras, arraigados a sus tradiciones, y la apertura de miras de los atenienses, el impacto de una nueva vida en el proceder de todos... Esto es Márkaris. Una lectura que merece la pena.   
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martes, 11 de mayo de 2021

UNA RADIANTE MAÑANA ESTIVAL (James Hadley Chase)

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Big Jim Kramer se ha retirado intacto del delito organizado sin que la policía le haya podido atrapar jamás. Big Jim Kramer vive un retiro dorado y respetable sustentado por los cuatro millones de dólares que le ha reportado toda una vida de dedicación a eso de trincar sin ser trincado. Y por último, Big Jim Kramer, decidido a evitar cualquier tipo de preocupación, ha puesto sus ahorros en manos de su asesor financiero Solly Lucas. Hasta aquí, todo perfecto. El problema surge cuando Lucas -acuciado por las deudas-, se pega un tiro y los cuatro millones saltan por los aires, los cuatro millones desaparecen por arte de ensalmo.

Kramer recurre entonces a lo único que sabe hacer para salir del atolladero y prepara el secuestro de la hija de un magnate del petróleo. Todo ello con premeditación y alevosía, todo ello antes de que su esposa y vecinos se den cuenta de que está en cueros. Contrata a uno de sus viejos compinches, Moe Zegetti, aquel que había sido su mano derecha durante quince años. Pero lo que no sabe Kramer es que Zegetti ya no es lo que era. Después de una estancia de dos años en la cárcel su ánimo toca fondo.

La operación que prepara Big Jim Kramer, el infalible Kramer,  está viciada de antemano. Zegetti es un buen artesano del crimen, pero de ahí a preparar un asunto de la envergadura de un secuestro, en un estado donde tamaño estropicio está penado con la pena capital, va un abismo. Cuando Moe recluta a un par de chorizos (Riff y Chita) como mano de obra, está firmando la sentencia de muerte de un plan que no tiene futuro. Y es que “Una radiante mañana estival” es una de esas novelas en las que el lector tiene el convencimiento de que, ya desde su su origen, en la trama que se monta está incluida la semilla del fracaso.   

James Hadley Chase es uno de esos autores cuyo nombre ha quedado grabado entre los asiduos al género principalmente por su novela “No hay orquídeas para Miss Blandish”. Es un artesano del género, un autor cuyas novelas han dado lugar a más de cincuenta películas y cuyo nombre figura, por méritos propios, entre los destacados del género.

Chase consigue montar aquí una novela que entretiene, una novela de evasión hecha con tacto y dignidad, una novela que mantiene la tensión hasta el final, con unos personajes bien trazados y con un impecable planteamiento y una correcta resolución. El entretenimiento, amigo lector, no es poca cosa en esto de la escritura. Sobre todo cuando se consigue con profesionalidad y Chase, no lo duden, es un genio en ello.  

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martes, 16 de febrero de 2021

ANTE EL CENTENARIO DE PATRICIA HIGHSMITH

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Patricia Highsmith, autora de clásicos de la novela negra del calibre de “Extraños en un tren” y “El talento de Mr. Ripley” habría cumplido 100 años el pasado 19 de enero. Nació en Fort Worth (Texas) en 1921 y se crio en Nueva York, adonde se mudó siendo aún una niña y donde se forjó como escritora, a caballo entre la Universidad Bernard College, la comunidad artística de escritores Yadoo y el barrio bohemio del Greenwich Village. 

Highsmith sigue aún hoy fascinando por la profundidad de su carácter: lesbiana pero homófoba y misógina además de racista y antisemita, más allá del contexto histórico que le tocó vivir. 

Patricia Highsmith hizo de la novela negra todo un arte, a través de personajes sombríos, ambigüedad moral y atmósferas enrarecidas. En “Extraños en un tren” nos topamos con Bruno y Guy, dos desconocidos que coinciden en un tren y deciden asesinar cada uno al enemigo del otro. Un crimen perfecto sin móvil ni lógica aparente, una radiografía del bien y el mal y de    los más oscuros instintos del ser humano. 

Ningún personaje se identifica tan profundamente con la literatura de Highsmith como Tom Ripley. Ripley vio la luz en Europa tras un viaje de la escritora al viejo continente. Nació malvado, psicópata, corrompido y amoral. Desde la primera novela, publicada en 1955, “El talento de Mr. Ripley, hasta la quinta “Ripley en peligro”, Highsmith construye un personaje que debería resultar odioso, pero que es imposible no encontrar atractivo. 

Highsmith murió finalmente en el hospital de Locarno (Suiza) en febrero de 1995 a causa de dos enfermedades simultáneas, anemia aplásica y cáncer.

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lunes, 15 de febrero de 2021

UN TÍO CON UNA BOLSA EN LA CABEZA (Alexis Ravelo)

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Gabriel Sánchez Santana –Gabrielo para los amigos-, hijo de Juan el albañil y alcalde de San Expósito por la gracia de los votos y de su habilidad para perpetuarse en el cargo, está en un aprieto. Su vida se consume al tiempo que el aire de una bolsa de basura –una de esas azules y perfumadas- en la que malvive  por prescripción de dos matones enviados por vaya usted a saber quién con la voluntad homicida de pasaportarlo al más allá. Y es que Gabrielo se ha convertido en un problema, un problema de los gordos. Gabrielo tiene documentada toda su carrera delictiva en tal cantidad de papeles, audios y videos que si tal información saliera a la luz su vida y la de los que lo rodean no valdría un pimiento. Es por ello que necesita averiguar quién está detrás de todo esto...Y el tiempo no es precisamente su mejor aliado.

“Un tío con una bolsa en la cabeza” desgrana la vida y milagros del protagonista, un personaje que ha consumido sus días sirviendo de cortejo a la corrupción -CORRUPCIÓN con mayúsculas-, tanto política, urbanística como económica. Tal lumbrera, -no hace falta recordarlo-, pertenece a esa suerte de chusma que ejerce su poder por encima de todo y de todos. Una camarilla que no respeta a familiares, amigos o leales. Unos indeseables para los que lo único que prima es su afán por sobrevivir.

Ravelo construye un monólogo interior en el que tres generaciones de sinvergüenzas se dan cita con la corrupción. Con gran  austeridad narrativa y a un ritmo vertiginoso, sustentado todo ello en frases cortas –casi taquigráficas-, “Un tío con una bolsa en la cabeza” es todo un repaso a una vida de egoísmos, pretensiones y vilezas a la vez que una elocuente reflexión sobre los entresijos del poder, la avidez humana, los lazos con el pasado, las relaciones de pareja, la importancia de las ataduras familiares, el alcance de la amistad, la naturaleza de la soledad y la angustia que genera la pérdida de un ser querido. Todo ello condensado en un trabajo tan absorbente que troca los minutos en segundos. Otra joyita de este escritor.   

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