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sábado, 28 de diciembre de 2013

LA QUINTA MUJER (Henning Mankell)

El asesinato de una ciudadana sueca en Argelia en mayo de 1993 a manos de fundamentalistas islámicos es el detonante que pone en funcionamiento en Suecia, un año más tarde, un mecanismo espeluznante de venganza. Una serie de asesinatos se suceden en un corto período de tiempo. El cadáver de Holger Eriksson, octogenario, vendedor de coches retirado, con una pasión cuasi enfermiza por la ornitología que le lleva a escribir poesías sobre pájaros, aparece en el fondo de un foso ensartado en estacas de bambú. Días después Gösta Runfeldt, de 49 años, viudo y con dos hijos, dueño de una floristería y apasionado de las orquídeas, es encontrado atado a un árbol en un bosque, con síntomas de haber sufrido cautiverio antes de ser estrangulado. El método utilizado para cometer ambos asesinatos, el lenguaje del asesino en definitiva, propio de una contienda bélica en territorio asiático, hace temer una relación directa entre ambas muertes. Pero, ¿cuál es el vínculo que las une?. La búsqueda de ese punto es el camino a seguir. Paradójicamente todo empieza a esclarecerse cuando un tercer cadáver, el de Eugen Blomber, de 51 años, investigador ayudante en la Universidad de Lund, es encontrado flotando dentro de un saco de yute en el lago Krageholmssjön. 
Kurt Wallander, fruto de la imaginación de Mankell, es el elemento del que éste se vale para manifestar su malestar con una sociedad que le produce sentimientos de fracaso. Wallander revela escasa indulgencia hacia unos conciudadanos endurecidos y agresivos que en  su desánimo son capaces de crear milicias ciudadanas para ejercer su propia justicia.

[...]"Aquella Suecia que era la suya, en la que se había criado, el país construido después de la guerra, no estaba tan firmemente anclado en la roca como habían creído. Debajo de todo, había un tremedal. Ya cuando se construyeron, los grandes barrios de viviendas fueron calificados de "inhumanos". ¿Cómo se podía pretender que la gente que vivía en ellas conservara toda su "humanidad" intacta?. La sociedad se había endurecido. Las personas que se creían a si mismas innecesarias o francamente indeseadas en su propio país reaccionaban con agresividad y desprecio. Ninguna violencia carece de sentido, eso lo sabía bien Wallander. Toda violencia tiene sentido para quien la ejerce. Solo cuando se aceptara esa verdad podría abrigarse la esperanza de enderezar el desarrollo en otra dirección." 

Podrá acusarse a Mankell de que sus personajes secundarios carecen de identidad, que sus novelas se alargan en demasía, pero no cabe duda que éstas se leen con interés, son entretenidas y estimulantes.

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