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BALADA DE LA COSTA OESTE (Le petit bleu de la côte Ouest) Jean-Patrick Manchette TRADUCCIÓN: Ramón de España RBA LIBROS, S. A., febrero de 2013 |
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La trama de «Balada de la costa Oeste» es
engañosamente simple, ya que durante la mayor parte del libro no tenemos idea
de lo que está sucediendo, puesto que Manchette se limita simplemente a seguir a
su personaje principal. La novela comienza con un Georges Gerfaut paseando
por las calles en su Mercedes, en medio de la noche, escuchando jazz estilo de
la West Coast (de ahí el título del libro). Gerfaut es un hombre de menos de
cuarenta años. El interior de Georges, no obstante, es oscuro y confuso y en él
se aprecian ciertas ideas izquierdistas. Después de unas pocas páginas, hace
aparición la figura de Alonso Emerich y Emerich, un dominicano de ascendencia
alemana que solía trabajar para la inteligencia militar. Hemos de reconocer
que, en un principio, no alcanzamos a imaginar cuál es el propósito de la
inclusión de semejante personaje, porque rápidamente retomamos de nuevo a
Georges, que es adelantado por dos coches, uno en persecución del otro. Tras
el choque de ambos vehículos, el segundo se da a la fuga, y Georges ayuda al
conductor del primero trasladándolo al hospital. Luego regresa a su
casa. Unos días más tarde, su familia -su esposa Béa y sus dos hijas- se
dirige a las afueras de París de vacaciones. La noche del 29 de junio la
familia duerme en su lugar de recreo –Saint-Georges-de-Didonne-. Al día
siguiente intentan matar a Georges Gerfaut.
Georges no toma
conciencia de que está siendo atacado por dos sicarios al servicio de Alonso
Emerich, que ahora se presenta bajo el nombre de Sr. Taylor. Una vez más ignoramos
cuál es el motivo por el que se quiere quitar de en medio a Georges (podemos
imaginar no obstante que tiene algo que ver con el conductor del coche a quien
auxilió, pero desconocemos la causa), aunque ello forma parte de la
diversión. Porque con el seguimiento de George en la orilla del mar, la
trama se pone realmente en marcha. Es bastante gracioso, pero lo cierto es
que los dos sicarios no son capaces de matarlo. «Y entonces, tras un minuto larguísimo, los dos asesinos se
dieron a la fuga. Porque no conseguían acabar con su presa. Porque la presa en
cuestión se había convertido en una especie de máquina histérica que removía
masas de agua considerables y amenazaba en todo momento con sacarles un ojo con
las uñas». Lo cierto es que Georges, con muy poco esfuerzo por su parte, se las
arregla para eludir a los dos matones. Este intento de asesinato hace
cambiar algo en su interior pues abandona a su esposa y regresa a
París. Los asesinos no logran ponerse al día con él, y cuando lo hacen, se
escapa de nuevo, matando a uno de ellos casi por accidente. Luego huye al
bosque y termina en las estribaciones de los Alpes, donde es encontrado por un
leñador un poco excéntrico. Y él simplemente se queda ahí. Se
convierte en otra persona completamente diferente, aprende a ser
autosuficiente, a desconectarse de su mujer, y a cambiar su aspecto... Pero, y
siempre hay un pero, el segundo asesino le sigue la pista, y Georges termina de
vuelta al mundo real, listo para averiguar exactamente por qué estos dos
hombres fueron enviados a matarlo.
La fascinación de esta historia radica en el
personaje de Georges. En realidad, Carlo y Bastien, los dos sicarios, tienen
su atractivo, pero Georges se erige por méritos propios en la figura central de
la novela. Cierto es que Manchette podría haber manifestado un poco más de querencia
hacia su figura y haberla dotado de una dosis algo más apropiada de
inteligencia, pero también es verdad que Georges es muy
afortunado. Manchette no lo convierte en una especie ridícula, pero sí
muestra que hace cosas que no son
propias de un ser equilibrado. Esto produce que su búsqueda sea bastante
extraña y plena de humor negro. El libro está lleno de muertes violentas y
no es precisamente una comedia, pero sólo el hecho de que estos dos asesinos
profesionales pasen momentos tan difíciles en su intento de acabar con este mediocre
gerente de ventas, en lugar de convertirlos en ineptos hace que su actuación
roce lo surrealista. Tras el intento de asesinato, y sin solución de
continuidad, nos tropezamos con un Georges que se ve obligado a vivir en plena
naturaleza durante largos meses. George es un tipo complicado, un
personaje que se da cuenta de cómo está estructurada la sociedad, pero que
anhela para sí otras cosas.
Al final del libro, estamos de vuelta en la
autopista, y Manchette nos hace ver que George ha cambiado. «Balada
de la costa Oeste» es un producto muy «europeo»; los europeos están más
vinculados a la historia, tanto social y personal, que los estadounidenses, por
lo que si este libro hubiese sido escrito por un estadounidense, probablemente
habría terminado de manera muy, pero que muy diferente.
Aparte de todo eso, «Balada de la Costa Oeste» es una
excelente novela. Posee una sensibilidad ligeramente diferente que la
mayoría de la novela negra americana, es altamente refrescante, y el hecho de
que Manchette posea un sentido irónico del humor funciona bien.
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