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EL CASO N´GUSTRO (L´Affaire N´Gustro) Jean-Patrick Manchette TRADUCCIÓN: Ramón de España RBA Libros, S. A., 2012 |
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Henri Butron es un mal tipo, como decimos vulgarmente
un «cabroncete». Es inmoral, ambicioso y totalmente falto de escrúpulos. Lo codicia
todo: dinero, sexo y fama, y se
cree un sujeto muy duro. Hostil a toda clase de autoridad. Butron, sin la menor
dudad, ha sabido sumarse a la corriente de los nuevos tiempos.
Aprueba sin dificultad la primera parte del
bachillerato, a principios del verano de 1960. Adopta entonces la costumbre de
robar coches con regularidad, y las dificultades que le plantea tal costumbre
le llevan a alistarse en el ejército. Tras un período de instrucción, es
enviado a Orán. Durante unos ejercicios de entrenamiento resulta herido en el
ojo derecho y es licenciado.
En sus primeros años como estudiante de
Derecho en la Ciudad Universitaria de Mont Saint-Aignan se declara como un
exaltado político de ultra derecha. Participa en los actos de violencia de la
OAS. Traba contacto por entonces con Ana Gouin, militante de izquierdas y
a través de ella con su madre Jacquie Gouin, periodista en el semanario «El
Nuevo Informador», de tendencia izquierdista. Posteriormente, tras la muerte de su padre, se
traslada a París y cambia de bando político. Butron se mueve en ese
ambiente como pez en el agua; al margen de sus ya mencionados trabajos como
sicario para la extrema derecha y escritor para la extrema izquierda, ejerce de
pornógrafo para millonarios americanos y traficante de armas para las guerrillas
centroafricanas. Y es así como acaba siendo utilizado como señuelo para atraer
a N’Gustro, -trabaja como su guardaespaldas, e interfiere en la política, por
diversión, por dinero y por la fama que ello le reporta-, un notable líder
socialista panafricano, hasta las garras de sus enemigos políticos, con la
colaboración de la policía francesa y la connivencia de los servicios secretos
norteamericanos.
«El caso N'Gustro» bebe de las fuentes del
secuestro de Al Medhi Ben Barka, miembro de la oposición marroquí. Ben Barka
había luchado por la independencia de su país y fue secuestrado 29 de octubre
1965 en París por los servicios secretos marroquíes, probablemente con la
complicidad del gobierno francés, y con posterioridad es torturado y asesinado.
Después de la independencia de Marruecos en 1956, el partido de Ben Barka –Istiqlal- se dividió en dos fracciones. Una fracción se mostró de acuerdo en
participar en el poder, pero la fracción demócrata, «Unión de Fuerzas Populares
de Marruecos», se negó a ocupar cargos ministeriales. Ben Barka pertenecía a la
segunda fracción política. Rápidamente se ganó una gran popularidad, por lo que
fue acusado de organizar un complot contra el rey Hassan II. Así que fue
exiliado. Durante su ausencia, el Gobierno marroquí condenó a los exiliados a
muerte. Su asesinato fue orquestado por el ex ministro del Interior, el general
Oufkir, que se encontraba en París en 1965. El escándalo fue silenciado por las
autoridades y no se ha aclarado completamente hasta hoy.
La estructura de la novela no deja la más
mínima evidencia de su originalidad. Gran
parte de la historia tiene lugar en Rouen donde Manchette comenzó a hacer
campaña en contra de la guerra de Argelia. Se trata de un monólogo. Henri
Butron, pálido y sudoroso, sentado a solas en un oscuro despacho, registra su
confesión en una cinta, que será finalmente destruida por la policía. A través
de su relato (que comienza en su juventud y acaba con su intervención en el
caso N’Gustro) asistimos a los convulsos años cincuenta y sesenta en la Francia
de la época; una época marcada por la Guerra de Argel y el proceso de
descolonización, por las luchas entre extremismos de todo corte y color, y por
un malestar en la cultura que culminará en los acontecimientos de «Mayo del 68». Asistimos
a continuación a la muerte de Butron a manos de dos sicarios contratados por
los servicios secretos de la hipotética República de Zimbabul. El futuro
dictador, el mariscal George Clemenceau Oufiri, actual ministro del interior de
la tal República de Zimbabul, mata el tiempo escuchando la grabación en la que
Butron ha registrado la historia de su corta vida, a la espera de su traslado a
su país. La policía francesa conforma el asesinato en un suicidio y destruye el
casete que contiene la confesión, así como las imágenes tomadas por Butron
durante el secuestro de N´Gustro.
Los capítulos en los que Butron narra su vida
y aquellos en los que Oufiri espera su traslado a Zimbabul se suceden con
alternancia, estableciendo un juego emocionante de piezas de rompecabezas que degeneran
en un thriller tenso y de ritmo nervioso. Por supuesto, nos es imposible
adivinar los entresijos del secuestro
que inspiraron la novela. Sin embargo, podemos reflexionar sobre su impacto y
lo que tiempo después se reveló como un verdadero golpe de Estado ejecutado en territorio
francés, en el centro de París, en los Campos Elíseos. Un evento en el que no
se hizo la luz y que parece aún molestar a algunos.
Con «El caso N´Gustro» Jean-Patrick
Manchette inicia una nueva forma de novelar. Politiza -sí, radicaliza- la
tradición francesa de hacer novela de una manera áspera y bronca y adopta la
violencia y el sexo como recursos estilísticos. Esta nueva forma de narrar
se ampara bajo el calificativo de Neo-Polar. "El caso N'Gusto" no es
sólo su primera novela en solitario –antes había publicado un trabajo conjunto
con Jean-Pierre Bastid bajo la denominación «Laissez bronzer les
cadavres!»- sino que supone una ruptura radical con la «Série noire» francesa
de los años 1950/60.
Después de más de 40 años, hay
quien considera que «El caso N´Gustro» sobrevive únicamente sobre la base
de trucos estilísticos, que ahora dominan muchos otros autores. Sin embargo la
novela tiene mucho más que ofrecer que un puro entrenamiento estilístico. En su
tiempo supuso una especie de provocación; con un lenguaje que se reveló como
escandaloso. Con ese estilo suyo tan
rápido y moldeable, tan lleno de humor negro, cuajado de buena literatura, con
una jerga cercana a lo coloquial, en la que se desliza constantemente la
referencia culta, Manchette nos cuenta una historia de violencia,
conspiraciones y preguntas acerca de cómo deberían ser las cosas y cómo son
realmente.
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