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Dividida en cuatro partes, y con la ciudad de
Los Ángeles como telón de fondo, L. A. CONFIDENTIAL arranca con la presentación
de los tres policías que protagonizan la trama. El violento Bud White (Russell
Crowe), obsesionado en castigar a los maltratadores de mujeres; el corrupto
Jack Vicennes (Kevin Spacey), agente más preocupado por su trabajo en la
televisión que por su carrera como policía, y el inteligente y ambicioso Ed
Exley (Guy Pearce), quien no regatea escrúpulos a la hora de ascender en su
carrera. El apaleamiento de un grupo de mexicanos la noche de Navidad por parte
de las fuerzas policiales pone al descubierto el racismo que anida en el seno de
éstas. La detención y posterior «linchamiento» de tres negros, acusados de la
masacre de trece personas en un bar de la ciudad no hace más que redundar en esta idea. La película recoge, en una
segunda parte, el éxito de Exley en la resolución de una serie de asesinatos,
para en un tercer momento introducirse en el mundo de los negocios turbios, la
prostitución de lujo, las drogas y la prensa sensacionalista que invade la
ciudad de Los Ángeles. La parte final, dominada por la figura del capitán
Dudley Smith (James Cromwell), gira en torno a una espiral de violencia que degenera en el descubrimiento de los
cabecillas de una conspiración criminal y culmina con la apoteosis de Exley.
No son mejores aquellas películas que reciben
más premios, para qué nos vamos a engañar, pero recibirlos tampoco es una
cuestión baladí, o al menos eso es lo que hay que dejar claro antes de empezar
a hablar de una de las grandes olvidadas de los Oscars de 1997, víctima
inocente e injusta del torbellino que generó el Titanic de James Cameron. Y es
que, si alguna vez algún film noir ha merecido el Oscar a la mejor película de
habla inglesa, ésta ha sido, sin lugar a dudas, esta excelente adaptación
cinematográfica.
«L. A. CONFIDENTIAL», dirigida por Curtis
Hanson y basada en la novela homónima de James Ellroy, forma parte de la tetralogía
de obras conocida como «L. A. Quartet», donde el escritor considera la
atmósfera criminal de su ciudad natal en las décadas de los años cincuenta y
sesenta del pasado siglo. La historia que propone Hanson recupera el ambiente
tradicional del cine negro, pero sin caer en el manido procedimiento de la
copia de los clásicos; desarrolla la trama con ritmo pausado, sin refrenarse en
ningún momento, pero evitando la excesiva desorganización que padecen otras
cintas de los noventa. Aunque su argumento se divide y ramifica en tantas
tramas y subtramas como personajes aparecen en ellas y la historia se aborda
desde diferentes ángulos, la película ata con coherencia todos los hilos de la
urdimbre hasta alcanzar un desenlace épico, mítico e inolvidable.
«L. A. CONFIDENTIAL» es ante todo una
película de personajes y de ambientes; un trabajo consistente, con una puesta
en escena preocupada en elegir el punto de vista más conveniente y más apropiado
para la narración, y con un impecable trabajo de ambientación. A todo ello hay
que añadir el diseño de unos personajes inmensamente humanos y accesibles, las
magníficas interpretaciones de un equipo de actores excepcional y un montaje
que consigue imprimir una cadencia constante y adecuada a la acción. Nos encontramos ante la película
más representativa y atractiva del retorno del cine noir de las últimas décadas.
Un film que es una demostración palpable de que, al menos en el mundo del
cine, no siempre lo pasado fue mejor.
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