---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Nacida en París en 1957, Fred Vargas -Frédérique Audoin-Rouzeau-, que se publicita comercialmente bajo el apellido del personaje María Vargas, en relación a la bailarina española que Ava Gardner interpretara en «La condesa descalza», así como también lo hace su hermana gemela Jo Vargas, pintora ella y artista de probado éxito, es también historiadora y arqueozoóloga, especializada en la Edad Media. Fred Vargas se introdujo en ésto de la escritura a mediados de la década de los 80.
«Necesitaba algo más. ¿Por qué crimen? Primero
porque era la única cosa que mi padre, un hombre increíblemente culto,
detestaba. Pero también porque la novela negra, mediante la resolución de los
problemas que plantea la trama, es capaz de solventar cuestiones de la propia
vida. Es increíble la cantidad de cartas que recibo de la gente, diciéndome que
los he sacado de la depresión. Es catarsis».
En
referencia a su padre, y la influencia que mantuvo sobre sus hijos, es de
destacar que tal señor era un surrealista prominente que escribió estudios
sobre André Breton y otras figuras literarias y que, paradójicamente, se ganaba
la vida trabajando para una compañía de seguros. Fréderique llegó a
comentar que su padre fue una presencia brillante pero intimidante a la vez en la
vida familiar; un personaje que parecía saber de todo menos de
ciencia. Llego a prohibir la televisión en casa y de los “miles” de libros
que componían su biblioteca fijó aquellos a los que los niños les estaba dado
leer, en su mayoría mitos, cuentos populares y poesía barroca del siglo XVII.
No es pues ninguna sorpresa que los hijos se «rebelaran». El hermano mayor,
Stéphane, es un destacado historiador versado en la Primera Guerra Mundial –el
padre odiaba la guerra-. El padre de Fred era un buen dibujante, pero la pintura
de su hermana no mantiene nada en común con los dibujos de aquél. Ni que decir
tiene que este señor pensaba que las historias de detectives eran la cosa más
tonta imaginable, y ahí aparece Fréderique para negarle la razón. Aunque llegó
a escribir muchos libros sobre surrealismo nunca llegó a publicar nada. Vargas
comenzó a editar sus novelas cuando su padre se encontraba en sus últimos momentos,
y éste tuvo la desgracia de fallecer antes de poder ver nada de ella publicado.
Fue a la
edad de 28 años, mientras participaba en una excavación sobre restos arcaicos en
el Midi-Pyrénées -una de
las 22 regiones administrativas de Francia- cuando Vargas comenzó a
escribir. Ella es una arqueóloga distinguida que ha rubricado obras importantes
sobre las estructuras sociales y sobre la epidemiología de la peste en el
Medioevo. Pero ahora es más conocida como escritora de novelas de crimen. Le
encanta su trabajo, pero cuando miraba a sus colegas de mayor edad, sabía que su
vida merecía algo más, aparte de esa ciencia tan austera que lleva por nombre «arqueología».
Fue así como surgió su primer libro,
«Les Jeux de l'amour et de la mort» (Juegos de Amor y Muerte), que ganó un
concurso de manuscritos inéditos.
Ella es también una voz crítica, vociferante y
persistente de los sistemas políticos y judiciales franceses, así como una
prominente partidaria del escritor fugitivo italiano Cesare Battisti, exiliado en
Francia y actualmente bajo custodia en Brasil, que está acusado de cometer
delitos relacionados con la lucha armada y el terrorismo en Italia en la década
de los 70. Battisti fue uno de
los 100 ex guerrilleros italianos de extrema izquierda que en 1985 se benefició
de la doctrina del presidente Mitterrand a condición de renunciar a su pasado, de
no residir en la clandestinidad, y de mantenerse fuera de la política. Detenido
en Brasil en 2007, Battisti permaneció en la cárcel de Brasilia hasta el 9 de
junio de 2011. Actualmente vive con su familia en un barrio de la
periferia de Sao Paulo. Se casó dos veces; su primera esposa –Laurence- es
francesa y con ella se trasladó a México en los años 80. Allí nació
su hija primogénita en 1984. Battisti ha escrito una docena de novelas
policíacas de éxito, varias de ellas referentes a los dilemas a los que se ven
enfrentados los extremistas reformados. En 1993, un tribunal italiano lo
condenó en su ausencia por cuatro asesinatos cometidos en la década de 1970.
Italia sigue reclamando su extradición.
Si algo caracteriza a los cuentos
de Fred Vargas es su popularidad: «Que se levanten los muertos», (Debout
les morts, 1986) ganó el “Polar
Michel-Lebrun de la Villa de Mans”, aunque solo vendió 1.500 ejemplares
en aquel entonces; sin embargo su más reciente, «Tiempos de hielo» (Temps
glaciaires, 2015), fue publicado a principios de este año y ya ha
recibido el premio “Polar Landerneau”, premio que se otorga cada año desde 2008
a un autor de habla francesa cuyo libro haya sido publicado entre enero y abril,
y sus ventas son incontables.
Las novelas de Fred Vargas tienen algo de intemporal. Sus personajes pueden viajar en coche,
sin embargo el modelo no podría ser otro que “un carruaje tirado por caballos”. Sus argumentos pueden fluir de los
puntos de partida más inverosímiles: círculos azules de tiza que aparecen
dibujados una noche sí y otra también en las calles de París; extrañas inscripciones en las puertas
de un edificio parisino –un cuatro invertido debajo de las letras CLT-; el fantasma de una monja del siglo XVIII que
degüella a sus víctimas; cadáveres de vírgenes profanados; pociones mágicas que
auguran la vida eterna... Su prosa tiene una destreza inusual; una ligereza constantemente agradable al
tacto; un humor irónico que puede
llevar al lector a reír en voz alta; unos
diálogos propios de un concurso de justa verbal; unos detalles históricos y psicológicos
que la enriquecen sin llegar a comprometerla.
Vargas diseña personajes que
vienen de otro lugar, subvierte clichés, llena su universo de bichos raros, y
todo ello sin dejar de la mano la
poesía. El primero de estos personajes en su variado elenco de bichos raros es
el superintendente Adamsberg, un policía que trabaja basándose en la intuición,
no en el intelecto, enemigo acérrimo de la lógica; un ser introvertido que se toma su
tiempo en contemplar los hechos y que mantiene sus descubrimientos en secreto. “Es todo lo contrario a mí”, dice
Vargas. “Yo, que procuro tener
todo listo a su debido tiempo, a veces intento hacer las cosas con calma, con
indiferencia, como él lo hace. Eso me enfurece. Paradójicamente, escribir sobre
Adamsberg me tranquiliza.”
No hay manera de escapar de Adamsberg, es un
personaje tan difícil de entender como fácil de adorar. Es un extraño,
posee un carácter desconcertante, está poseído por demonios que no son la
bebida habitual o la melancolía existencial, y es un gran creyente de sus
propios pensamientos y teorías. Individualista e instintivo, llega a París precedido
por una gran facilidad a la hora de resolver asesinatos, aunque ni él mismo
sabe muy bien cómo lo hace. «No pegas ni golpe, Adamsberg», le dicen con
irritación sus colegas. «Estás ahí, vagando, soñando, mirando a la pared, haces
dibujitos deprisa y corriendo sobre las rodillas, como si poseyeras ciencia
infusa y tuvieras la vida ante ti, y luego, un día, te presentas, lánguido y
amable, y dices: Hay que detener al cura, ha estrangulado al niño para que no
hable». Todo un personaje.
En 2006, cuando la
«Crime Writer´s Association» inauguró el Premio «Gold Dagger International» -otorgado a la mejor novela
negra traducida al inglés-, probablemente no esperaba que una autora llegara a acaparar
el galardón de forma tan contundente como lo ha hecho Fred Vargas. Al margen de
ganarlo en 2006 con «The Three Evangelists» (Debout les morts), en 2007 con
«Wash This Blood Clean From My Hand» y en 2009 con «The Chalk Circle Man», ha
sido preseleccionada en 2008, 2011, 2013 y 2014.
No hay duda que la mujer que escribió «El Hombre de
los círculos azules» (L´homme aux cercles bleus, 1991), -Premio del "Festival de St Nazaire" en 1992;
y la serie «Los Tres Evangelistas»,
es una de las escritoras de crimen más inventivas, más interesantes y
más originales del mundo. Vargas maneja un calendario diferente, uno que
mezcla la Francia moderna con la del pasado, como quizás nadie lo haya hecho
jamás. Vargas, historiadora y arqueóloga de profesión, sangra a través de
sus narraciones, narraciones inmersas en el pasado, en la mitología y en la
superstición.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- |
viernes, 4 de diciembre de 2015
FRED VARGAS, ENIGMAS CLÁSICOS PARA TIEMPOS MODERNOS.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario